El tiempo siempre ayuda. A sanar, a hacer las cosas más soportables... Y a pensar.
Quince días puede ser una cantidad de tiempo insignificante, pero han servido para mucho. Quince días menos de la vida de Ahn. Quince días más de reflexión. Quince días menos de angustia. Quince días más de estar a su lado. Pero, sobre todo, han sido quince días que nos han hecho cambiar un poco nuestra mentalidad.
La situación no es fácil para ninguno, pero Jungkook estaba intentando cargar con tantas cosas que, cuando fui a ver a Sang, después de mi sesión él también entró a hablar con ella. Creo que salió un poco mejor, porque desde entonces sonríe un poco más y disfruta más de lo que le rodea.
Hoy es el gran día para Ahn: el de su cumpleaños número veintitrés. Nadie lo dice, pero todos sabemos que va a ser el último. Creo que por eso ella lleva semanas planeándolo y nosotros pensando qué podemos hacer por ella. Quiero que lo disfrute, que si va a ser una de sus últimas vivencias, que al menos sea feliz. Los demás deben de pensar como yo, porque nadie ha puesto objeciones al plan. No es gran cosa, porque consiste en cenar y luego irnos de fiesta, pero dado que las veces que hemos ido de fiesta las cosas no han salido del todo bien (sobre todo teniendo en cuenta la última), a nadie le hace especial ilusión. Bueno, a nadie no; a ella sí. Por eso esta vez va a salir bien.
El tema de los regalos también es complicado, porque ella insistió en que no quería nada, pero para mí era importante darle algo, así que terminé el cuadro, que ahora reposa sobre la cama, cubierto por una bolsa de tela que ha dibujado Jungkook para ella. Ha escrito su nombre y ha puesto un montón de símbolos que cree que la identifican. La verdad es que ha quedado preciosa.
No sé si los demás tendrán pensado regalarle algo, así que hemos decidido ir a entregarle lo que hemos hecho una hora antes de la quedada. El ropero luego suele ser bastante caro, y no queremos que cargue con el lienzo por todo Seúl.
Me he puesto un vestido negro con falda de vuelo que tiene brillantitos y unos tirantes finos, así que lo he acompañado de una chaqueta del mismo color porque en la calle todavía hace frío. También me estoy maquillando, aunque no suela hacerlo a menudo, porque sé que ella se fija en esos detalles y que le gusta ver que me arreglo y que me siento más cómoda conmigo misma. La prueba viviente es que el único toque de color es el de mi pierna, que destaca considerablemente sobre todo lo demás.
—¿Estás lista?
—Un segundito —le digo a Jungkook mientras abro los labios en una o perfecta para poder delinear mejor el contorno. Solo que según lo estoy haciendo, sus manos se posan en mi cintura y sus labios en mi nuca. Evidentemente, me descentro y se me sale todo el pintalabios por la mejilla. Sé que lo ha visto, porque noto su risa en mi cuello, erizándome de pies a cabeza—. Mira lo que has liado.
—¿Yo? Si no he hecho nada.
—Tocarme —espeto, antes de dejar el pintalabios sobre el lavabo. He dejado ahí también el agua micelar y unos discos de algodón por si acaso, así que me apresuro a intentar quitarme el desastre.
—No te he tocado las manos.
—Ya, pero me pongo nerviosa igual.
Jungkook se vuelve a reír antes de moverme con sus manos para girarme y que pueda enfrentarle.
Está muy guapo. Se ha separado el pelo de la cara (por desgracia, se lo cortó hace un par de días porque dice que así puede manejarlo mejor, pero me encantaba como le quedaba larguito) para dejar un poco de su frente al aire, y lleva una camisa blanca con el cuello desabotonado y una americana de color morado oscuro encima. Aunque lo que hace que esté más precioso es la sonrisa que tiene en la cara cuando quita una de las manos de mi cintura para cogerme el algodoncito.
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The ghost of it - jjk, myg, pjm
FanfictionHan pasado cuatro años desde el día que cambió la vida de Moon Hyeon para siempre. Cuatro años de lamentos, reproches y dolor. Ahora quiere pasar página, pero, para eso, tendrá que enfrentarse a todos los fantasmas de su pasado. Y eso incluye a Min...