Capítulo 20

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Mientras Candy subía más y más, su corazón latía apresuradamente y el sol que se colaba por entre las ramas del frondoso árbol, calentaba sus ardientes mejillas.

-¡Lo amo!.-algo agradable se agitaba en su corazón y un sentimiento de felicidad parecía estallarle en el pecho. Trepando hasta la rama más alta, la pecosa se sentó con las piernas colgando y presionó la mejilla contra el tronco abriendo sus brazos lo más que podía para rodearlo.

Si alguien hubiera podido ver sus ojos, se hubieran sorprendido de lo tierno de su mirada mientras observaba desde las alturas la pequeña figura de Neil, que con las manos en las bolsas de su pantalón y con su actitud habitual, pateaba pequeñas piedras de un lado a otro con impaciencia.

En sus labios se formó una sonrisa involuntaria.

-¡Qué temperamento!.- se dio cuenta que le gustaba todo de él, sus movimientos, sus hombros, el gesto cínico de sus cejas, su media sonrisa, su andar, su tono de piel tan bronceado y sus ambarinos ojos.

-Padre Árbol...creo que estoy absolutamente enamorada.- Candy suspiró, acurrucándose más cerca del árbol, como si este fuera un ser vivo.

-Oh, por favor padre árbol, ¡que todo esté bien!.-

De repente, las agujas del miedo se clavaron en su corazón. -¿estará todo bien? ¿seguirán juntos para siempre como ella lo desea?.- Después de todo, su familia la odia.

El dr. Leonard la incomodó al hablar de su matrimonio. Neil aún no había tocado ese tema y por alguna razón ahora la estaba incomodando.

Si solo pudieran huir del mundo, alejarse de todos a algún lugar donde únicamente estuvieran ellos dos, entonces todo sería más fácil.

Pero esto es solo un sueño, de alguna manera debe llevarse bien con su familia, y él tendrá que llevarse bien con Archie, Annie y...¿Pero qué hay del Sr. Albert?, ella nunca le respondió su carta.

-Oh, padre árbol...¿Recuerdas como solía treparte cuando no era más que una pequeña niña?, todo era tan sencillo en ese entonces...y ahora.-Candy volvió a abrazar con más fuerza el grueso tronco.- bueno solo te pido que todo salga bien.-

La pecosa comenzó a descender. ... Neil ya había dado vueltas cientos de veces alrededor del árbol cuando levantó la vista de nuevo.

¡Ahí está ella bajando al fin!, la blanca flor se está acercando, tan indefensa en comparación con la mano experimentada del hombre.

Su cuerpo, su olor, su cabello, sus ojos, sus labios se estaban acercando...al final, tarde o temprano, ella sería suya de todos modos, así que ¿por qué no ahora?,

El suelo es cálido, la hierba es suave, él podría poner su saco en la tierra y estarían perfectamente cómodos.

Eso sería muy natural, hacerla suya en ese mismo momento, donde todo el mundo parecía haberse congelado y reinaba una sobria tranquilidad y paz, el sol brillaba y no había nadie alrededor.

La pasión oscureció por completo su mente, y no podía pensar en otra cosa que sus cuerpos se unieran en uno solo, ¡No puede esperar más!...preferiría morir o desaparecer antes que esperar un momento más.

Candy ya casi estaba a su alcance y él podía ver sus mejillas sonrojadas, casi la escuchó jadear, como después de una noche de pasión... Neil extendió las manos y agarró a la rubia para ayudarla a bajar y ella cayó en sus brazos, como una fruta madura.

El moreno la besó de inmediato, no podía tener dudas en ese momento. Sus brazos la sostuvieron con fuerza y puso pasión y ternura en cada beso, besos ardientes y cálidos.

Vorágine de pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora