Capítulo 31

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Neil sintió una molestia cada vez mayor cuando miró a ese hombre, que por supuesto llamo la atención de toda la concurrencia.

Vestido con un traje blanco como la nieve y con un clavel rojo clavado en el ojal, el jefe del clan Andrew era, sin duda, increíblemente atractivo.

Neil de inmediato odió el traje blanco del vagabundo ese, como si no hubiera podido elegir un color diferente, sus ojos azules, mirando a la multitud con indiferencia y ese desagradable cabello rubio quemado por el sol.

El primo Archie se alegró al verlo y corrió a encontrarse con él, en realidad, el joven Leagan pensó que después de recibir la invitación, Albert no vendría. En primer lugar, no llegaría a tiempo y en segundo lugar ... bueno, simplemente lo pensaría mejor y no vendría, al menos eso era lo que él hubiera deseado.

Ahora solo quedaba mantener el autocontrol, que no era tarea sencilla, aunque una cosa si lo complació: Candy, en lugar de alegrarse con la aparición de su "hermano mayor", miró asustada la figura que se les acercaba y luego volvió su mirada temerosa hacia Neil, como si buscara apoyo.

La chica experimentó sentimientos encontrados. Anteriormente, ella habría corrido hacia su ángel guardián con una exclamación de alegría. Pero ahora se sentía avergonzada y una extraña irritación incomprensible. Después de que Albert le confesó su amor y trató de besarla, su actitud hacia él cambió, aunque ella misma lo negó desesperadamente.

Anteriormente, podía abrazarlo como un viejo amigo fiel, como un protector, como una persona cercana, como la imagen de una familia que nunca tuvo. Cuando Albert estaba cocinando, cuando ella llegó al departamento donde la estaba esperando, el sentimiento de un hogar y una familia propia se hizo más real. Pero ahora ...ahora tiene enfrente a un hombre enamorado de ella y todo es completamente diferente. Cada toque, abrazo y palabra tenía otro significado. Por alguna razón, ahora ella se comportaba tímida con él y le gustaría dejarlo de ver por un tiempo, hasta que él logre sacarla de sus pensamientos y de su corazón.

Hoy, en el día de su compromiso con Neil, Candy solo quería que disfrutaran el uno del otro, y la aparición de Albert automáticamente significó un enfrentamiento. ¡Qué cansada está de todo esto!, tantos malentendidos con Archie y Annie ...y ahora Albert.

Una vez más, tendrá que escuchar esa perorata aburrida: ¿Olvidaste cómo se burló de ti?...- parece que a todo mundo le gusta saborear esos malos recuerdos.

William Albert miró con tristeza a su pequeña niña. Habiendo recibido una carta confusa de Archie, decidió venir: aunque ya lo había decidido cuando recibió la invitación del Neil.

-Todos aman a su manera ...- pensó y se decidió a comprar el boleto del barco que abordaría para regresar a los Estados Unidos. Él ama a Candy, pero ella rechazó su amor...¿seria que ya tenía algo con Neil?.

¿Los métodos que usó Daniel finalmente encontraron una respuesta en el corazón de su pequeña pecosa? ¿Realmente se enamoró del hombre que la atormentó durante toda su infancia y que luego obligándola a que le confesara su amor la encerró en una torre?...no, esto nunca lo entenderá.

Pero aquí está su Candy, tan feliz junto al heredero de los Leagan, se sentía absolutamente contrariado y todo era muy confuso, pero Albert sintió que su intuición tampoco mentía esta vez: Candy estaba feliz y enamorada...pero lamentablemente no de él.

-En vano vine hasta acá, nada hay que se pueda hacer,- pensó el hombre, acercándose cada vez más a la joven pareja. Pero tenía que asegurarse con sus propios ojos que es la elección de Candy, que el joven Leagan no la está obligando a nada.

Albert colocó suavemente su mano sobre el hombro de Archibald que estaba junto a él expectante y a juzgar por su gesto contrariado, no la estaba pasando nada bien, pero después de un rato se retiró hacia la multitud.

Vorágine de pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora