Capítulo 29

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La fiesta comenzó y se pidió a los invitados que tomaran sus lugares.

Candy y Neil estaban parados en el centro de la habitación, rodeados de mesas, a donde estaban sentados los miembros de la familia Andrew y todos los demás invitados. La tia Elroy y los padres del novio se acercaron a ellos.

- Damas y caballeros, gracias por su asistencia a este evento...-

- ¡Gracias!.- uno de los niños gritó y la anciana tosió con molestia.

-Ejemmm...Gracias por honrarnos con su presencia, bienvenidos sean todos ustedes, es un gran placer para mí anunciar que la recepción de hoy es en honor al compromiso de la srita. Candy White y Daniel Leagan, miembro de nuestra familia.-

Madame Elroy estaba evidentemente nerviosa porque no sabía exactamente cómo anunciar el compromiso, observando todas las reglas.

Tradicionalmente, el compromiso era precedido por los padres de la novia o su tutor y como Candy se negó a relacionarse con la familia Andrew, ya no era posible considerarla como su hija adoptiva.

Todos esos conflictos quedaron sin resolver en la cabeza de la anciana, pero los músicos ya estaban tocando y los invitados comenzaron a acercarse a la pareja, felicitándolos y entregándoles sus regalos.

Con un suspiro de alivio, Madame Elroy se dirigió a su lugar de honor, cuando de repente escuchó una risita sofocada detrás de ella:

-" ... ¡la segunda vez!, si si, en el primer compromiso, esta huérfana se negó públicamente a casarse con él y fue un gran escándalo ..."-

Elroy apeló a todo su autocontrol para no darse la vuelta y aceleró sus pasos.

¡Maldición!, por supuesto, ella esperaba tales comentarios, ¡pero qué desagradable era escuchar todo esto!.

Candy y Neil sonriendo, aceptaron los regalos que inmediatamente les entregaron a los sirvientes que los llevaron a una habitación reservada especialmente. Candy se sintió como en un sueño y solo la presencia de Neil cerca de ella la hizo sentir que era real lo que estaba viviendo. ¡Qué ojos tan fríos tienen todos los parientes! ¡Qué sonrisa más falsa!.

La rubia de repente quiso huir a esconderse de estas miradas tenaces en algún lugar apartado, de esa desagradable sensación.

Al principio pensó que había escuchado mal, pero luego oyó las palabras hirientes y risas cínicas:

"...ese Leagan es tan idiota, la huérfana lo rechazó ante toda la familia Andrew, pero esta vez, aparentemente logró persuadirla".-

-"Ella debe estar embarazada, de otra manera no me explico cómo es que de nuevo ese Leagan le pidió matrimonio, ¡Después de todo, la última vez ella se negó tan rotundamente!"-

-"Ja ja ja, ya veremos, el novio será un cornudo, pero por el momento se ve feliz..."-

Candy se dio la vuelta con horror, tratando de ver quiénes eran los dueños de esas voces que estaban diciendo todas esas palabras tan desagradables, sintiendo una terrible vergüenza y humillación.

Los ojos de Neil se oscurecieron y aunque sonrió, sus cejas se contrajeron en una mueca de disgusto.

Daniel puso sus manos sobre los hombros de la novia y la giró ligeramente hacia él.

-No prestes atención,- dijo suavemente, recordó como la gente hablaba a menudo de él y Eliza a sus espaldas.- No tengas miedo mi amor.-

El chico miró sus enormes ojos verdes, sus largas pestañas, su mirada en la que se podría perder, los labios entreabiertos...¿Quién inventó estas estúpidas reglas?, ¡Al diablo con ellas!... Neil se inclinó y besó a Candy.

Vorágine de pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora