Capítulo 27

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-No, ese tampoco me gusta,- la Sra. Leagan emitió su veredicto.- tiene demasiados holanes.- Con un suspiro, Candy comenzó a quitarse el décimo vestido. -¡Qué cansado es esto!.-

Esa mañana, la chica se sorprendió al descubrir que la madre de Neil había acudido a ella para ayudarla a elegir su vestido. Si Neil le había pedido que lo hiciera o ella sola había decidido acompañarla...seguía siendo un misterio para la pecosa.

Si elegir un vestido con Neil fue una tarea muy complicada y difícil, con la Sra. Leagan, fue poco menos que una tortura.

Sara hizo añicos ese vestido verde, cuyo color asustó tanto a su hijo: no le gustó el color, ni el modelo, ni el hecho de que, en palabras de Neil, era "modesto".

-¡Te ves como una colegiala y ésta es una fiesta de compromiso!.- la dama hizo una mueca de desagrado. -Nunca puedes confiar en los hombres para elegir tu atuendo.-

Ella quería algo "elegante" y al mismo tiempo "suntuoso" para su futura nuera, después de todo...¡este era el compromiso de su único hijo!.

-Debes verte deslumbrante, más que nada, porque el evento se anunciará por todos los medios y los reporteros de los más importantes diarios de Chicago y estados vecinos estarán presentes y les tomarán cientos de fotos, pues ustedes serán el centro de atención, es necesario acallar a todos los detractores, lo más probable es que pregunten sobre su último compromiso.- Candy bajó los ojos.

-No contestes a ninguna pregunta incomoda, ignóralos.- continuó Sarah, eligiendo otro vestido. -Si te ves sobria, elegante y digna, simplemente no tendrán nada que decir.- Le entregó un vestido a la rubia.

-¡Este es el que necesitas!.- Con la ayuda de las empleadas de la tienda, la chica se vistió con el hermoso color rosa oscuro que enfatizaba la frescura de la cara de Candy y el dorado de su cabello. La falda cayó en suaves ondas y la figura de la novia parecía etérea y vaporosa.

-¡Genial!...nos lo llevaremos.- ordenó la Sra. Legan.

Tristemente Candy comenzó a quitarse la prenda, a pesar de la fatiga de estar escogiendo durante horas, ¡este vestido la inspiró tanto!, se vería como una princesa de un cuento de hadas y Neil quedaría gratamente sorprendido por la belleza de su novia.-

-¡Gracias, señora Leagan! .-

Después de salir de la exclusiva boutique, se sentaron en un café. Sarah se puso a escribir en un cuaderno varios pendientes del compromiso.

-Por supuesto, él piensa que puede hacer todo por sí mismo, pero se olvidó de ordenar los ramos de flores para decorar la sala de estar, de enviar una invitación a la Sra. Murray y por supuesto, no pensó en el primo Carlton...-

-En un principios pensábamos en celebrar la boda nosotros dos solos.- se rio Candy.

La señora Legan levantó las cejas, su rostro se parecía mucho al de Neil cuando se sorprendía por algo.

-¡Qué horror!.- murmuró. - gracias a Dios que cambiaste de opinión y Candy...necesitas hacer algo con tus manos.-

-¿Con mis manos? - preguntó la rubia.

-Sí, con las manos.-, repitió la madre de Neil.

-¿Qué pasa con mis manos?.

- Sarah suspiró. – Puede que no sea correcto hablar de esto, pero tenemos que ocuparnos de ellas, te asignaré un ama de llaves para que no tengas que hacer nada de quehaceres antes de la fiesta.-

-Pero sra. Leagan, no tiene que hacer eso, quiero seguir haciendo todo por mí misma.-

-¡Pero ese día toda la atención estará puesta en ti, ¿Qué dirá la gente cuando Neil tome tu mano y te coloque el anillo en esas manos ásperas?.-

Vorágine de pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora