Capítulo 5

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Candy era la encargada de llevar el carrito de medicamentos a la farmacia del Hospital, comenzó a poner los frascos en los estantes. Deteniéndose por un minuto, presionó su mano contra su frente. Pensamientos sobre lo acontecido el día de ayer hacían que no pudiera concentrarse en el trabajo. ¡Qué bueno sería poder olvidar, olvidar todo!.-

Pero no podía simplemente borrarlo de su mente y recordó su reunión con Albert, su regreso a la Mansión Andrew, su silencio opresivo y sus disculpas incómodas, ¡y luego el camino a Chicago!.

Candy tuvo que volver sola, tomó un auto y llegó a su departamento solo unos minutos antes de medianoche, de modo que estuvo lista en la mañana para acudir al Hospital a cumplir con sus deberes de enfermera.

Hoy necesita encontrarse con Archie...y con Neil. Bueno, Neil no la asusta, ¡pero Archie! ¿cómo puede traicionar a Annie de esa manera?.

La rubia recordó como había estado sentada la semana pasada en ese café con Annie y Archie, charlaban alegremente, Annie se reía al igual que ella ... pero Archie estaba extrañamente pensativo, lo cual lo atribuyó a la emoción por su compromiso.

Se sentía tan a gusto con sus amigos, amigos en los que podría confiar para el resto de su vida. Y ahora, ¿qué pasa con él? ¿Por qué quiere destruir toda esa confianza?.

-¡Candice! – era la jefa de enfermeras que le gritaba. - ¿ya terminaste de acomodar todo?, ya tardaste demasiado y se requiere tu presencia en urgencias..

-Disculpe señorita, ¡en seguida están listos!... – y acomodó rápidamente todo en su lugar. Una vez más se preguntaba qué sucedería en esa reunión con Archie, ¿Qué le diría para que todo volviera a ser como antes?.

Obviamente Annie no sabía nada al respecto ... ¿Cómo ayudar a su amiga?. -¡No me quites a Archie!.- le pareció escuchar la súplica de Annie que relampagueó en su mente y Candy sacudió la cabeza con todas sus fuerzas...¡que locura!.-

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Al final de la jornada laboral, la rubia estaba agotada por estos pensamientos hasta el límite, pero nunca se le ocurrieron las palabras adecuadas. Se golpeó la cabeza varias veces con el puño: -¡Tengo que tener confianza en que el entenderá!...¡Hará lo que le pido, definitivamente lo hará!.-

Después de todo, en el Colegio San Pablo, lo hizo. Ella le pidió que estuviera con Annie y su amigo cumplió su promesa.

Finalmente llegó la hora, Candy abrió la puerta del restaurante y casi de inmediato se encontró con la mirada de Archie, aunque estaba sentado en el rincón más alejado del café. Cuando ella se acercó, el joven Cornwell se levantó. Candy tragó saliva nerviosamente cuando el chico la ayudó a sentarse, ¡tenía esa mirada!.

- Archie ... –

- Viniste. - susurró con voz ronca. -Oré para que vinieras y que pudiéramos charlar.-

-Archie, vine porque tenemos que aclarar las cosas...¡qué te pasa!, tienes que parar ya con esto- El joven de repente extendió su mano y cubrió la de Candy.

-Candy ¡por favor escucha lo que tengo que decirte!.- ella se sobresaltó por el toque de la mano de Archie, estaba tan cálida, pero sintió que esa caricia era algo criminal, monstruoso.

Ella hizo acopio de toda su voluntad y en un susurro comenzó a reprender a su amigo:

-Archie, qué pena... ¡no te reconozco! lo prometiste, prometiste estar siempre con Annie, te vi feliz anteayer en la fiesta de tu compromiso ¿Es eso lo que hace un hombre?, ¿Mi amigo está haciendo esto?.- Ella apretó los puños con indignación, esperando que estas palabras lo hicieran recapacitar.

Vorágine de pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora