Capítulo 21

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Candy estaba disfrutando de todos los momentos en compañía de su gente favorita, hace unos días había estado confundida y asustada, pero ahora, rodeada de sus seres queridos en la casa que consideraba su hogar, sintió que su alma extendía sus alas y cantaba con felicidad.

Lloró mucho recientemente, casi todos los días, los sentimientos de incertidumbre, culpa, ansiedad y miedo no la abandonaban, pero ahora todos esos sentimientos desagradables se ha ido, desaparecieron como humo en el viento.

La pecosa estaba preocupada por cómo Neil trataría a los niños y cómo ellos lo aceptarían, pero ahora respiraba confiada.

No puedes engañar el corazón de un niño y si Neil fuera una mala persona, ni siquiera se acercarían a él y ahora, incluso si ella dudara en algún lugar en lo profundo de su alma, cuando vio la costosa chaqueta de Leagan sucia y marcada don los dedos de los niños, supo que había tomado la decisión correcta.

Ahora que a Candy la apoyaban las personas más cercanas a ella, sus dudas desaparecieron por completo. El pequeño Sam estaba sentado en el regazo de Neil y de repente se dio cuenta que también quería tener un hijo, un bebe de ella y de él...seguramente sería un padre amoroso, es lo que siempre ha deseado: tener su propia familia.

El sol se puso en el horizonte, los niños fueron enviados a dormir y los amantes caminaron tomados de la mano en silencio hacia el padre árbol.

En este lugar, Neil por primera vez sintió que amar a Candy no es un desafío, no es algo antinatural, indebido, sino por el contrario, era lo correcto, se enfrentó a su familia y a los amigos para estar con ella y todos podrían opinar que había tomado la decisión equivocada, como si fuera un capricho o una locura de juventud, sin embargo, no le importa la opinion de nadie.

Pero aquí, en este lugar tranquilo, viendo como todos amaban a esta chica y la admiraban por su alegría, amabilidad y bondad, Neil con un suspiro de alivio, se rindió a la adoración por su amada.

En este lugar no tenía que estar a la defensiva como con sus familiares, que constantemente desaprobaban su relación con ella, aquí no era necesario estar en constante guardia, así que se relajó por completo, aquí podrá decirle sinceramente y sin reservas cuanto la ama.

El joven Leagan arrojó al suelo su fina pero estropeada chaqueta al pasto, se sentó sobre ella y con un ademán invitó a Candy a sentarse a su lado.

Muy juntos y acurrucados se recargaron en el ancho tronco del Padre Árbol guardando silencio. Algunos insectos nocturnos chirriaban y pareciera que todo el mundo se congelaba en la expectativa.

-Candy yo...te amo, siempre te he amado y quiero casarme contigo ,- dijo Neil con emoción en su voz y Candy, con los ojos muy abiertos por la sorpresa, vio una caja de terciopelo que Leagan había sacado en silencio de su bolsillo.

Solo por sus dedos ligeramente temblorosos, la pecosa se dio cuenta de que estaba nervioso, con delicadeza estiró sus manos para tomar la caja y de repente sintió que su corazón latía con fuerza y sus brazos también temblaban, incluso se sintió mareada por la emoción... -este sentimiento que la invade es avasallador-

Finalmente ella abrió la caja de la cual se asomó una argolla de oro con una gran piedra que brillaba con los últimos rayos del sol del atardecer y con todos los colores del arco iris.

Candy levantó la vista y vio tanta impaciencia en el rostro de Neil que apenas pudo controlarse para no estallar en carcajadas.

-Sí, también quiero...quiero casarme contigo Neil, porque ahora estoy segura que yo también te amo.-

Vorágine de pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora