Capítulo 26

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Candy salió de la habitación donde se reunió con la anciana con el corazón rebosante de felicidad.

-¡Pobre tía Elroy! Sufre tanto de soledad, pero es demasiado orgullosa para abrirse a las personas.-

Al crecer y madurar, la pecosa comenzó a comprender mejor a aquellos que no la querían cuando era niña. Anteriormente, consideraba a la tía Elroy una mujer antisocial, algo absurda, pero ahora podía ver su dolor y soledad. -Le encanta sentarse sola, aislarse como un cuervo viejo,- dijo Neil cruelmente, Stear, Archie y Anthony opinaban lo mismo y la tía Elroy los amó lo mejor que pudo. En su mundo, los buenos modales y las estrictas reglas de sociedad, así como el honor de la familia son lo más importante en la vida.

Candy estaba bajando las escaleras cuando vio a una persona con la que también quería hablar. Era la señora Leagan, madre de Neil.

-¡Sra. Leagan!.- Candy llamó a Sarah, la elegante señora se dio la vuelta:

-Candy.- susurró.

La chica bajó las escaleras y se quedó petrificada frente a ella...-¡que bella es!.- cuando la vio por primera vez hace ya algunos años, incluso entonces, pensó que esta mujer era el vivo ejemplo de una verdadera dama; hermosa, esbelta, con el cabello siempre bien arreglado, vestidos elegantes, costosas alhajas ... en su infancia, Candy quería imitarla, pero luego se dio cuenta de que la Sra. Leagan nunca se convertiría en su madre. -"Candy, no eres nuestra hija, ¿lo entiendes?".- dijo una vez esta bella y cruel mujer.

Entonces Candy se decepcionó de ella, su ideal resultó ser una persona común y tal vez no la más amable y justa.

Pero ahora, la miraba de otra manera, ahora la miraba como la madre del hombre que ama.

Ella lo tuvo en su vientre, le dio la vida y en sus rasgos faciales, en sus ojos, en su sonrisa, en sus movimientos, pudo ver la similitud con el hombre que será su esposo, Candy sintió una oleada de ternura por ella.

-Usted ... ¡Usted luce tan hermosa el día de hoy, Sra. Leagan! – expresó casi infantilmente.

Pero Sarah solo suspiró y apretó los labios. Esta franqueza de Candy siempre la había irritado terriblemente.

-Gracias,- dijo secamente. -¿querías decirme algo?-

-Sí.- la rubia se estremeció bajo la mirada escrutadora de sus ojos marrones. -Yo quiero hablar con usted. –

-¿Acerca de que?. - la dama levantó las cejas.

Candy volvió a sentirse como la niña que, por más esfuerzos que hiciera, no podía complacer a su familia adoptiva.

De nuevo ella no sabía qué decir. -Debes disculparte, Candy- ... La chica enmudeció y así, como si recordara algo, la Sra. Leagan dijo en un tono completamente diferente:

- Ven, vayamos al salón azul.- sonrió levemente y con la mano le indicó que la siguiera.

Candy fue tras ella, tratando de recordar las palabras que había ensayado para decirle.

Se sentaron una frente a la otra, cada una con una taza de té aromático, el salón azul era muy hermoso: todos los muebles y elementos interiores eran de diferentes tonos de ese color, todo muy sobrio y elegante.

-Deberíamos de haber hablado con usted antes de repartir las invitaciones para nuestra fiesta de compromiso.- dijo Candy.

-Neil toma todas las decisiones por su cuenta, ya es un hombre adulto, un hombre de negocios, también decidió casarse por su cuenta.- Sarah respondió con una voz desprovista de cualquier emoción, pero Candy podía sentir un poco de desilusión y tristeza en ella.

Vorágine de pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora