Capítulo 47

431 38 25
                                    


-¡Dije que no quiero paparazzis! - Los ojos de Neil parecía que arrojaban rayos.

Pasaron tres semanas después de su viaje al Hogar de Pony, tres semanas completamente dedicadas a prepararse para la inminente boda y ahora, finalmente, pudieron venir aquí.

El proceso de sentar las bases para la remodelación de la Clínica Feliz continuaba y, por supuesto, sobre el hecho de que los descendientes millonarios de la familia Leagan estaban construyendo una clínica para los pobres, los periodistas omnipresentes no podían pasar desapercibida esa noticia.

-¡No! No están permitidas las fotos! - gruñó Neil, mientras bloqueaba a Candy con su cuerpo e intentaba cubrirse la cara con la mano.

-¡Sr. Daniel! ... ¡por favor, Sr. Leagan! ...denos la exclusiva.- El joven periodista casi lloraba.

El día comenzó bien, y el amable Dr. Martin dio una gran entrevista, pero tan pronto como el Neil llegó con su novia, lo cual también causó sensación, las cosas empeoraron. - ¡Sr. Leagan! - El periodista corrió hacia el hombre, quien ya había metido a la novia en el auto y estaba a punto de sentarse en el asiento del conductor.

Henry Lowman, ese era el nombre del periodista que hizo un intento desesperado por agarrar al representante de la familia Leagan por el codo, ya que veía como el excelente material periodístico se alejaba y el salario de Henry estaba en juego.

-¿Qué demonios es esto?.- rugió el moreno, apartando con violencia el brazo - ¡Cómo se atreve a detenerme!.-

Y entonces Lowman captó la mirada comprensiva de la futura señora Leagan que suavemente puso su mano sobre el hombro de su novio, tratando de calmarlo.

-Neil, por favor, por favor ...-dijo la rubia a su enfurecido novio. - Después de todo, él solo está tratando de hacer su trabajo ... –el cerebro de Henry reaccionó instantáneamente, aquí está, ¡su salvación!, se apartó del heredero de la familia y corrió hacia su encantadora novia. -¡Se lo ruego, señorita Candice, permita que saque unas fotos y concédame una entrevista!. – La desesperación brilló en los ojos del paparazzi.

-¡Nos vamos!...¡quítese del camino! - Neil encendió el auto dispuesto a alejarse del lugar.

-Señorita Candice ...concédame solo dos palabras ... podría perder mi trabajo ... –

-Querido, por favor...realmente es su deber.- su voz suave tuvo un efecto casi mágico: una mano elegante dudó.

-Está bien, pero solo dos palabras, ¡y nada más!.- Candy miró a su prometido y él se dio por vencido. – Concederemos una entrevista...¡pero sin fotos!.-

-¡Sí, por supuesto señor Leagan como usted diga y muchas gracias!.- Se instalaron en un pequeño pabellón un poco lejos del sitio de construcción para que el ruido no interfiriera con la conversación. Neil se dio cuenta de inmediato de que fue muy mala idea comunicarse con la prensa, pero ahora no había nada que hacer.

Candy, por otro lado, estaba sentada sonriendo ingenuamente con la certeza de que estaba prestando un buen servicio a un hombre que necesitaba su trabajo tanto como ella lo necesitó una vez.

-Usted es el hombre más amable, señor Leagan, ¡realmente todo un caballero! - dijo Henry, calmando la tensión, y de repente comenzó a disparar preguntas que se mezclaban con los halagos lo cual dejó desconcertada a la pareja: -Es admirable de su parte, de parte de la famosa y respetada familia Leagan, cuidar a las personas que no pueden pagar su tratamiento. ¡Cuántas vidas se salvarán! ¿Cómo decidió ayudar a la clínica del Dr. Martin, la Clínica Feliz?.-

Mientras Neil consideraba la respuesta, Candy habló: -Fue mi idea ayudar a la Clínica Feliz, pues yo trabajé ahí y...-El periodista se inclinó hacia adelante y le preguntó: -¿Trabajó allí?...vaya noticia, ¡Cuénteme más!.-

Vorágine de pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora