Capítulo 40

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Candy estaba parada en la estación de tren y el viento le revolvió el pelo que tenía atado con una cinta en una sola y elaborada cola de caballo. Annie estaba a su lado: Patty le había escrito a ella también acerca de que vendría, así que juntas fueron a recibirla ese día.

Las chicas estaban en silencio, Candy nunca le preguntó a Annie qué pasó entre ella y Archie, solo se saludaron e intercambiaron frases triviales y sin sentido sobre lo emocionadas que estaban al estar esperando a la persona que llegaría en unos momentos.

Solo pasaron unos días, pero las chicas se dieron cuenta de los cambios que ambas habían experimentado, estos cambios sutiles que solo una persona muy cercana ve, alguien que te conoce de toda la vida.

Annie notó que Candy se había vuelto más ... femenina o algo así, observó que su vestido era de un corte entallado,  no holgado como los que solía usar siempre y éste enfatizaba bellamente su figura, el hecho de que el lazo con el que ceñía su cintura era del mismo color que la cinta de su cabello, que en su muñeca lucía una delicada pulsera y en su cuello brillaba un delgado pero elegante collar, eran cosas muy inusuales en Candy. -"El estado habitual de una chica enamorada es tratar de verse mejor", -pensó la señorita Brighton de repente, e inmediatamente desechó ese pensamiento pues notó cierto resentimiento en él.

¿Por qué está tan enojada? ¿Por qué de repente los modales de Candy, su consideración, su mirada suave, su amor se volvieron tan molestos para ella? ¿Por qué su corazón estaba envenenado con los traicioneros pensamientos de esperar que Candy conozca la amargura de un fracaso porque su amado simplemente no pueda complacerla? Ella piensa que un vestido hermoso es inútil y no basta la apariencia perfecta para mantener a un hombre a tu lado.

¿Por qué piensa en eso? ¿Por qué está otra vez envidiosa de su amiga? ¿Por qué no puede simplemente disfrutar de la felicidad de otra persona, ya que Candy estaba feliz por ellos? -Soy una persona podrida hasta la médula, incluso peor que Neil y Eliza. ¿pero cómo puedo desechar estos pensamientos? ,-se reprendió mentalmente la chica de cabello oscuro.

Había una sola forma posible de deshacerse de esos pensamientos negativos: encontrar la fuerza para dejar de lado los celos y convertirse en la chica que pueda ser respetada y admirada, que pudiera sentirse amada, en quien podría convertirse si no fuera por este doloroso apego a Archie.

-¡Oh, Candy, no te lo dije...pero te ves tan maravillosa! - Annie exclamó y al ver la mirada al principio perpleja y luego feliz de su amiga, se dio cuenta de que fue recompensada por este pequeño esfuerzo con una ola de amor por parte de la pecosa, algo cálido se estremeció en su pecho y sonrió sinceramente ante la avergonzada señorita White.

-Tú ... ¿realmente lo crees?. - Dijo Candy con una amplia sonrisa. - A veces me siento tan tímida cuando me peino como me enseñaste, todavía me resulta extraño, ¡pero me estoy acostumbrando!.-

-Mis lecciones no fueron en vano,- Annie le guiñó un ojo. - apuesto a que a Neil le complació tu nuevo peinado.-

-Oh, sí, ¡me dijo que me veo encantadora!.- dijo Candy, sonrojada.

-¿Encantadora? – rió su amiga. - ¡pensé que no era capaz de decir esas palabras!.- La señorita White iba a protestar, pero luego se escuchó el silbido del tren y las chicas se congelaron de emoción.

Parecía que el tren avanzaba exageradamente lento, hasta que al fin terminó por parar su marcha y ahora, finalmente...tres amigas se fundieron en un gran abrazo y permanecieron mucho tiempo asi, los años de separación se desvanecieron.

De vez en cuando se escuchaban exclamaciones como: ¡Patty! ¡Qué elegante te ves!.-

- ¡Basta, no digan esas cosas, ja ja ja! –

Vorágine de pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora