Ocho

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El Príncipe se ha levantado.

Lo ha hecho con ayuda, por supuesto, se ha esforzado por tomar un baño, cambiarse y arreglarse. No se ha quejado ni una sola vez ni tampoco ha perdido la paciencia, y lo más curioso es que ha sido él quien se ha arreglado el pelo en vez de permitir que alguna de las sirvientas lo cepille. Parece decido a mantenerse fuera de la cama y a no dejarse vencer por el dolor o el cansancio.

Extrañamente me ha pedido que deje de quedarme junto a la pared y me ha dado permiso para sentarme en su presencia, pese a que eso contradice sus ordenes anteriores... ¿su enfermedad ha empezado a afectar su memoria? Tal vez. Lo mejor será mantenerme en guardia, mis ordenes siempre han sido claras y no debo confiar en que los cambios sean permanentes.

El Príncipe también se ha tomado el tiempo para interrogarme sobre la investigación del envenenador así que le he dicho lo que he conseguido averiguar: Que el personal de la casa se ha mantenido invariante durante años, que la preparación de la sopa es exactamente como el Médico Imperial ordenó, y que este ha servido al palacio desde muchísimo antes de que los tres príncipes nacieran. Es difícil de creer que alguno de los involucrados se convirtiera en un asesino de la noche a la mañana.

He intentado sugerir una entrevista con Eraser, mi maestro, pero el Príncipe se ha negado. Está convencido de que podemos esperar, pero... ¿es sensato? Si existe un envenenador, ¿no deberíamos acudir inmediatamente con el Emperador?

Estaba listo para sugerirlo cuando el Príncipe empezó a dar señales de cansancio, es obvio que la actividad del día fue extenuante pues se ha dormido en el diván entre el pequeño nicho de cobijas que los sirvientes le habían preparado.

Tuve que esperar hasta que estar seguro de que el Príncipe dormía profundamente y solo entonces me he atrevido a cargarlo para llevarlo a su cama. Siempre he sabido que su constitución es frágil, pero solo después de levantarlo me he dado cuenta de cuánto.

Me preocupa que su estado de salud empeore al dejar su medicina, si eso pasa tendré que acudir con mi maestro.


Hanami: El Diario De Un GuardiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora