Veintisiete

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El Príncipe solo bebe cosas dulces.

Demasiado dulces en mi opinión, pero tal vez sea porque estoy demasiado acostumbrado al té simple. Todos lo hemos probado para asegurar que el azúcar no estaba contaminado pese a que yo sabía que no podía estarlo. La sirvienta Toka nos ha servido el té –primero el Príncipe y luego el resto–, después cada uno ha añadido la misma cantidad de azúcar y hemos bebido. Todos han estado de acuerdo en que era demasiado dulce, por la cara del Príncipe creo suponer que no comparte nuestra opinión aunque se abstuvo de decirlo en voz alta –se limitó a arrugar la nariz sin ganas de volver a tocar la taza–. Finalmente, todos hemos hecho la prueba de la pasta y el único que sigue escupiendo un rastro rojo es el Príncipe.

Hoy también ha sido el día en que el Príncipe por fin ha pedido una explicación, sé que ni Izuku ni mi maestro han querido ponerlo al tanto de los descubrimientos que hemos hecho por temor a hundirlo en el pánico. Ellos han intentado callar, por desgracia cuando el Príncipe se giró hacia mí y me hizo la misma pregunta mirándome a los ojos me fue imposible mentirle o guardar la verdad. En ese momento me di cuenta que nunca podría mentirle así que le dije lo que quería saber. Le hable de los Asesinos Negros.

El Príncipe tomó la noticia con ligero espanto pero logró controlarse maravillosamente, en cambio ha hecho un sinfín de preguntas sobre el veneno y el grupo de asesinos que parece estar detrás de él. Izuku le ha explicado las tres teorías que él esta manejando: Que los asesinos buscan matarlo sin dejar rastro y por eso el veneno es de lenta reacción. Que los asesinos no están detrás de él, que hubo un error y ahora están intentando corregirlo. Y que los asesinos están probando un nuevo veneno.

Cualquiera de esas opciones me horroriza, pero es la última de ellas la que verdaderamente me paraliza de terror porque implica que es una droga nueva, y de ser así podría llegar a ser imposible determinar de qué forma la están suministrando y cuáles son sus efectos a largo plazo. No cabe duda de que el envenenador sigue actuando, lo cual es bueno porque indica que no sospecha de nosotros, y malo porque no sé cuánto tiempo pasará hasta que el veneno termine por acabar con las fuerzas del Príncipe.

Por fortuna el Príncipe ha sido convocado para un almuerzo en el palacio, deseo que sea el momento en que el Emperador le retire el castigo a su hijo de esa forma tendríamos más excusas para mantener al Príncipe alejado de los sirvientes.

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Hanami: El Diario De Un GuardiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora