El Príncipe ha devuelto la vida a la casa.
Tras la limpieza de la biblioteca y su estudio, el Príncipe ha retomado la labor en el resto de la casa. Los sirvientes intentan llevarle el paso mientras luchan por adaptarse a las nuevas rutinas. Sé que si no hubieramos estado aquí para ver el cambio no lo creeríamos pues poca semejanza hay entre el enfermo que se negaba a salir de su cama y la persona que ahora se pincha los dedos mientras intenta bordar.
Hemos intentando evitar que se ensucie las manos, pero resulta inútil y aunque nosotros somos cinco y él solamente es uno, el Príncipe se las arregla para estar en todas partes. Sin embargo también es obvio cuando el cansancio empieza a pesarle porque balancea la cabeza de un lado a otro como si intentara sacudirselo, entonces Toka -la sirvienta encargada de la vestimenta del príncipe- lo convence de sentarse para comer.
Me resulta imposible describir el cambio en la casa, no solo son los cuartos aireados, los muebles limpios y los pisos pulidos, es el aire que mueve a los sirvientes. Antes hablaban en susurros y se movían con cautela como si el menor ruido pudiera ser el fin (Y a veces así lo era), ahora parecen haber recuperado el ánimo, sonríen y se expresan en voz alta siempre con cortesía y servilismo.
Toka es la más entusiasmada de todos, supongo que como era ella la que estaba más acostumbrada a tratar con la ira del Príncipe, el cambio le ha resultado grato. Saya -la encargada de la alcoba principal- también ha quedado prendada de la nueva personalidad del Príncipe. Ina -la cocinera- es la más recatada de todas, y siendo que es la que menos contacto tiene con el Príncipe no parece entender el alboroto.
Toka. Saya. Ina.
Ahora me sé sus nombres, antes ni siquiera me había tomado la molestia en preguntar pues sabía que ellas me tenían miedo y con razón, siendo muchos los rumores que corren sobre el Clan sombra. Y como yo me pasaba todo el tiempo en la habitación con el Príncipe era imposible que pudieramos conocernos, ahora me tratan con cortesía y me sonríen sin miedo.
La casa también ha recibido a sus primeras visitas pues el Príncipe ha organizado una reunión de té para las mujeres que viven en los alrededores. Por alguna razón la reunión parecía aterrar al Príncipe, pese a que era su ida, y durante días interrogó a Toka sobre bocadillos y detalles. Incluso quería ofrecer invitaciones personales, una costumbre inusual dada la informalidad del evento, pero al final creo lo convencí de que simplemente enviara un mensajero.
Para recibir a sus invitadas el Príncipe ha escogido uno de sus atuendos más elegantes, y se ha pasado toda la velada escuchando al resto. Sus intervenciones han sido moderadas y la mayoría han sido preguntas para el resto, esa cortesía ha provocado una respuesta positiva en sus invitadas que no dejaron de alabar su estado de salud, su apariencia y su ropa.
Es curioso pero el Príncipe se ha comportado con ellas de forma muy diferente a como lo hace en casa, no ha reído y sus sonrisas han sido gestos diminutos comparados a los que nos muestra. Por un momento temí que la situación hiciera resugir su caracter afilado, pero apenas las mujeres se han ido el Príncipe se ha reído en voz alta y ha bailado con una alegría inesperada.
El orgullo en su voz y su felicidad casi me han arrancado una sonrisa, pero al final he conseguido contenerme. Es extraño, aunque el invierno sigue en el exterior, por primera vez desde que llegara a esta casa ha dejado de hacer frío.
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Hanami: El Diario De Un Guardia
FanfictionLas reflexiones de Hitoshi Shinsou cuando a su monotona vida llega alguien inesperado. Historia Simultanea a Hanami