Dieciocho

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El Príncipe tiene miedo.

Y no sé de qué. Se ha negado a hablar conmigo pese a que puedo notar que hay algo que lo molesta. Se niega a verbalizar sus temores o expresar sus dudas, en cambio ha comenzado a entrenarse con más ahínco, de día y de noche, sin pausa; como si el esfuerzo físico acallara la voz que murmura dentro de él.

¿No confía en mí?

¿No puede contarme?

¿Es un secreto que no debe ver la luz del sol?

A cada momento debo recordarme no ser egoísta pues aun cuando deseo que hable conmigo entiendo que hay secretos que no puede compartir. Tal vez algún día. Tal vez en algún momento. Por ahora lo único que puedo hacer es estar ahí para él. Acompañarlo y servirle en silencio.

Hoy por fin el esfuerzo ha sido demasiado. Sus constantes desvelos, su falta de apetito y su extenuante práctica lo ha llevado a desmayarse. Se ha desvanecido con una expresión de pánico tan visible que me ha retorcido el corazón y se ha negado en llamar al médico.

"Solo por un día sé mi amigo, Hitoshi"

No dejo de oír esa frase desde que el Príncipe la pronunciara al despertar. Oigo mi nombre –no mi apellido, mi nombre– como un susurro que late dentro de mí. Un susurro cuya respuesta es un eco simple: Denki, Denki, Denki.

Cuando me ha pedido que lo llame por su nombre no he podido negarme. Nadie podría negarse ante sus ojos empañados y su voz trémula... Nadie podría negarle nada. Nadie puede mirarlo y no enternecerse... Quien lo hiciera no tiene corazón... Sé que no es excusa, sé que estoy justificando un hecho injustificable, sé que estoy violando las reglas del Clan y lo cierto es... que no me importa. No cuando eso consigue tranquilizarlo. No cuando el Príncipe súplica por mi amistad y no mi lealtad.

Y solo en la privacidad de su alcoba, mientras las sílabas de su nombre resbalan de mi boca con una familiaridad que me sorprende, me he atrevido a preguntarle por su miedo. Su respuesta me ha hecho dudar. ¿Puede una pesadilla ser la razón de su miedo en estos días? No lo sé. Sin embargo, voy a creerle. Le creo porque es la respuesta que me ha dado y porque mi devoción es absoluta.

Al final, cuando elcansancio ha conseguido vencerlo, el Príncipe me ha hecho una pregunta simple ymi respuesta ha sido automática. "Siempre". Para alguien podría ser una simplepalabra, para mí es una promesa

Hanami: El Diario De Un GuardiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora