Purple Raven || BOOK 4#

55. Romper el Cascarón

Por lo general, al morir el cuerpo ya no produce ningún tipo de energía. Es lo normal. Sin embargo, el cuerpo de Jimin genera tanta magia como si estuviera vivo. Es una destilería de magia oscura que él se aprovechó para curar y ni siquiera necesitar comida. La magia cura lentamente, por tanto, ha ido recobrando muy poco a poco el peso. No llega a ser lo ideal, pero peor es nada.

Cantó cumpleaños el trece de octubre, poniéndole un montón de flores en la medianamente arreglada habitación en la casa de los Gritos. Tiene que moverse de ahí, colocarlo en un mejor lugar. Uno que fuese tan bonito como en los que solían estar al fugarse de casa. Decide usar el collar de Felix Felicis y a pesar de que lo guía en hacer bien a otros, lo hace.

No los odia a todos.

No todos son culpables.

Solo ellos.

Le da alegría ver que vale la pena ser abnegado dentro de lo que cabe. Sin esperarlo realmente y en consecuencia le han dado cosas. Ropa, comida, dinero, trasladores y demás artículos que lleva discretamente de regreso a la Casa de los Gritos. Practica con la varita de Jimin. No le hace tanto caso como la suya propia, pero peor es nada. Los ve rondando de vez en cuando por Hogsmeade. Posiblemente lo estén buscando.

Cuando la nieve empezó a caer tuvo un problema. No solo los calores están a poco o nada de matarlo, sino que su cuerpo en si obtiene quemaduras horribles. La piel se le desprende a jirones tiesos. Las uñas se le han caído y sus labios se rompen de forma continua. Su aspecto se deteriora. Suda frío.

Lo único que ve es como más púrpura queda en Jimin, inclinado hacia él mientras las gotas caen en su rostro.

Cubierto sale de la casa de los gritos, muriendo de frío por su propia culpa sin entenderlo. Anda por Hogsmeade hasta que por el collar cae en una vivienda destartalada con la misma frialdad que afuera. Entra como lo indica la poción, encontrando un anciano de aspecto decrepito.

—Ah, el niño que contamino su magia con maldiciones y hechizos prohibido—aprieta la tela, con la piel de sus manos rasgándose en consecuencia. El hombre tose, escupe a un lado y Taehyung nota que únicamente debe escucharlo—. Y vive con un cadáver.

—No es un cadáver...

—Lo es, aunque tu también lo serás pronto.

— ¿Por qué? Esto-

—Eres un Omega de luz, ahora de oscuridad—sonríe cínico y casi complacido—. Tu pobre cuerpecito no es capaz de aguantar esa magia tan fría. Te estás matando y el cadáver solo te arrastra. —junta los labios, tembloroso.

—Él no lo está haciendo. No es capaz de hacer nada.

—Es quien adelanto la nieve. Buen trabajo manteniendo esa fuente de energía, aunque para nada, vas a morir. —celebra sin interés. Taehyung nota que el lugar no es precisamente frío. Quien tiene frío es él y quien lo provoca es el viejo. El sitio parece resguardado. Se acerca a una pared, la madera es aislante.

—Necesito esta madera.

—Y yo tu cadáver, pero no nos daremos esa clase de cosas ¿o sí? —Taehyung mira más. Hay un montón de libros. Un caldero. El hombre luce fatal, pero no tiene carencias en realidad. Aparte de la casa horrible.

—Puede que lo haga—murmura tentativo—. Si me dices como salvarme.

—Deshazte de tu cuerpo.

— ¿Disculpa?

—Cambia de cuerpo. Sé un nuevo ser. Uno de oscuridad que pueda aguantar la magia que genera. De otro modo despídete.

— ¿C-como lo hago? Un nuevo...