56. Reminiscencia Permanente

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—Volviste mi maldita casa un aviario de tantas lechuzas. Más vale que valga la pena venir, Hyungsik.

—Créeme que sí. Debiste venir apenas te lo pedí.

—Estoy ocupado y lo sabes.

— ¡Esto es más importante!

Rueda los ojos. Su hermano siempre tan dramático. Bueno, desde que mataron a Jimin ha estado así. Con los últimos años se ha intensificado de forma ridícula. Casi enferma. No puede culparlo del todo. No teniendo el fantasma de su primo acechándolos para interrumpir todo lo que tienen por hacer.

Sus planes, que han llevado años y años de esfuerzo se resume en hacer lo que tanto Jimin les criticó: Que el mundo sea como ellos quieren. Omegas hasta abajo, Betas en medio y los Alpha en la cima de todo. Es el deber ser y ellos lo harían cumplir. Lástima que sin Minho, pero él fue el estúpido que se dejó matar por un Omega moribundo. Patético.

De todos modos aún están Yoonwoo, Jihan, Hyungsik y él. Son quienes hacen falta. Hablando del otro par, se encuentra en la sala de la enorme vivienda de Hyungsik. Perteneciente a la familia de la mujer con la que se casó. Una Omega sumisa a más no poder. Perfecta en resumen. Seojoon toma asiento apenas habiendo saludado a los demás.

—Me estoy perdiendo una fiesta de los Min por venir aquí. Espero que sea bueno. —suspira Yoonwoo con desinterés.

— ¿Por qué los Min? Son tan aburridos. —ríe Jihan.

—Su hijo es lindo. —Hyungsik hace un ligero gesto a su esposa, al cual corre emocionada por el pasillo.

— ¿Qué edad tiene? ¿Cuatro?

—Si me lo dieran podría empezar a domesticarlo, quien sabe. No va a ser tan costoso. —Seojoon mira el reloj con impaciencia.

— ¿Han hecho lo que debían cierto? —Todos asienten sin preocupación.

—Aquí va todo bien. Con suerte a quien se postuló va a ser el ministro y con eso ya tendremos todo a disposición.

—Más les vale. En Corea hice todo mi esfuerzo como para que ustedes lo arruinen.

—Hora de que conozcas a tu tío.

La esposa de Hyungsik aparece cargando a un niño que por su estatura da la impresión de ser muy pequeño. Los otros quedan con una cara de susto total. Pálidos y boquiabiertos. Ella no comprende y el niño solo empieza a morder la manga de su suéter verde. La mujer lo coloca en el suelo y él se queda en pie.

—Hy-Hyungsik. —balbucea Jihan levantándose asustado.

—Preséntate. —Ordena.

—Soy Park Ji-Min. Un gusto. —Saluda antes de irse a esconder tras la falda de su madre.

—Esto... Esto...

—Déjanos solos y a él aquí. —Ella asiento y los deja. Jimin va a uno de los rincones de la habitación a jugar con una serpiente de apenas quince centímetros de longitud. Lo ven aun sin salir de su pasmo.

— ¿Qué coño es lo que hiciste? ¿Qué es él?

— ¿Qué no oíste? —Replica con voz ahogada y desesperada—. Es mi hijo.

— ¿¡Por qué le pusiste ese nombre!? ¿Qué te pasaba por la cabeza y cómo es putamente posible que se vea tan igual? —replica Seojoon con el mismo tono. Asustado a morir de verlo ahí. Es como remontarse a su niñez. Jimin jugando con cualquier cosa antes de ir a pegarle para que llorara.

Con una pequeña diferencia.

—Es un Omega. —Hace notar Jihan.

—E-escuchen. Yo no le puse ese nombre. Se iba a llamar Seung-Gil, pero en el registro se marcó automáticamente como Jimin —Empieza a contar—. É-él ya hace cosas que no tienen nada que ver con su edad: Magia accidental que funciona y está hablando con esa serpiente todo el tiempo. Él ya sabe todo lo que un niño de diez años sabe. —explica. Seojoon vuelve la mirada al niño.

Purple Raven || BOOK 4#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora