【 capítulo 18 】

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— ¡De verdad lo siento, Jaebum! — exclamó el peliazul demasiado avergonzado, ya era la quinta vez que se disculpaba con él. — ¿Tu nariz y brazo están bien?

Claro que sí, estoy mejor que nunca. — el sarcasmo era bastante claro; el mencionado cerró los ojos con fuerza, preparándose para lo que seguía. — ¡Por supuesto que no! — exclamó bastante alto, tanto que el omega tuvo que alejar el teléfono de su oído. — El idiota de Minho me rompió la nariz Jisung, está hinchada, ¿sabes lo que es eso? — el peliazul dirigió su mirada al techo, no podía ver a Jae, pero sabía que estaba muy molesto y que se desquitaría con cualquiera; en esos momentos se estaba arrepintiendo de haberlo llamado para disculparse.

— Sí, lo sé. — susurró agachando su cabeza. Se sentía frustrado y preocupado, pues había escuchado decir a la directora que si no llegaban a un acuerdo, el castaño sería expulsado de la preparatoria, y él no quería eso.

Pero esto no va a quedar así. — advirtió el peligris. — Minho va a pagar caro por esto, mañana mismo me encargaré de acabarlo. — aseguró y Han retuvo un gruñido, detestaba que hablaran mal del castaño, pero entendía sus motivos; además no era prudente hacerlo enfadar aún más.

— Por favor, no hagas esto más grande. — suplicó recargándose en la puerta. — Sólo perdónalo. — pidió. — Hablaré con él y le exigiré que te pida una disculpa, pero por favor, no hagas que la directora lo eche.

¿Cómo-

— La escuché, sé que te dijo que si no llegabas a un acuerdo con Minho no habría más remedio que expulsarlo, así que por favor... sólo será por esta vez. — el peliazul se sentía impaciente ante el largo silencio que se había hecho presente; su corazón se aceleró un poco con emoción al escuchar un suspiro derrotado del otro lado de la línea.

Está bien, le diré a mi madre que se olvide de hacer el drama que tenía planeado. — respondió Jaebum con tono divertido. — Ya no necesitas preocuparte.

Ante esas palabras, un suspiro de alivio escapó de los labios de Jisung.

— Gracias. — la pesadez que minutos antes se encontraba en su cuerpo se desvaneció de inmediato. — No sabes cuánto te amo. — dijo recargando su cabeza en la puerta, sin embargo, su tranquilidad no duró más de dos segundos, ya que la puerta fue abierta con brusquedad, lanzando al omega al sueloy adentrándose a la habitación un Lee Minho con un aura bastante tenebrosa. — Jae, te llamo luego. — fue lo último que dijo antes de cortar la llamada.

Se puso de pie y observó al alfa presente, el cual lo miraba con mucho detenimiento.

— ¿Se puede saber qué haces aquí? — preguntó un poco molesto, pues en su caída había golpeado su trasero.

— ¿Se puede saber por qué dijiste que lo amas?

— Porque ya no estás en problemas, idiota. — le respondió secamente. — Le pedí que no hiciera este problema más grande y accedió, además él-

— Minho va a molestarse. — advirtió Jisung, mirando la cercanía del peligris.

— No tendría motivos. — respondió. — ¿o acaso ya lo aceptaste como tu alfa?

— No. — la respuesta fue inmediata. — Pero aún así él tiene que saber que tú ya encontraste a tu omega destinado.

— Sí, pero no tiene que saberlo aún, así que no se lo cuentes, es divertido jigar con sus celos. — pidió Im con una sonrisa, a lo que el peliazul rodó los ojos.

Cierto, no podía contarle a Minho que Jaebum ya había encontrado a su pareja destinada.

— ¿Él qué?

— Olvídalo. — habló con tranquilidad. — Insisto, ¿qué haces aquí? — reiteró mientras se cruzaba de brazos.

— Vine a disculparme. — casi susurró. — No estuvo bien que me lanzara a golpear a Jaebum de esa manera, y juro que no se volverá a repetir. — el castaño habló muy rápido, pero el menor logró entenderlo. — ¿Me perdonas?

— ¿Prometes que no volverás a hacerlo? — preguntó el peliazul, a lo que el alfa asintió. — Bien, pero que sea la última vez. — aceptó, y antes de lo que se esperó, ya tenía a un Minho sobre él, abrazándolo y marcándolo con su aroma. — ¡Lee Minho! ¡Respeta mi espacio! — exclamó separándose casi al instante. — Esto no es gratis, te costará al menos un helado.

— Bien, vayamos por tu helado. — aceptó y ambos salieron de la habitación, yendo escaleras abajo.

— ¡Por favor señora Kim! Soy una madre omega soltera... Además, ¡mi Honnie se me cayó cuando era bebé! — ambos se detuvieron ante aquella exclamación. — No, eso no servirá, ella conoce a mi alfa, creo que lo único cierto es que Minho se me cayó cuando era pequeño.

La omega pelinegra se encontraba en medio de la sala, planeando su actuación y drama para salir sin problemas de lo que fuera que el castaño había provocado. Jisung rió y el alfa abrió sus ojos sorprendido; su madre estaba loca.

— Señora Lee. — la voz del más bajito hizo que Shuhua se volteara y que un sonrojo invadiera su rostro, ¿cuánto llevaban los chicos ahí? o peor aún, ¿qué tanto habían escuchado? — Minho y yol iremos por un helado, volveremos más tarde. — aseguró y la omega asintió rápidamente.

Ambos chicos salieron de la casa y la pelinegra soltó un suspiro lleno de alivio.

— A partir de ahora, estudiaré mis dramas en mi habitación. — susurró mientras se iba hacia la cocina, necesitaba algo de azúcar.

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Eran las dos con diez minutos de la tarde, estaba lloviendo muy intensamente y Minho se encontraba sólo en su aula haciendo el aseo, ya que estaba castigado. La puerta de la misma se abrió lentamente, entrando un chico rubio que él conocía. No se hablaban, pero él sabía que ese omega era el encargado del grupo de la clase de Inglés.

— Te ayudaré. — sonrió con bastante amabilidad.

Mientras limpiaban, charlaban sobre uno que otro tema de su interés personal.

— Lo siento. — dijo Jisung mientras limpiaba la ventana.

— ¿Por qué? 

— Yo intenté convencer al profesor de que no podías quedarte aquí castigado, pero él no quiso escucharme. — el rubio parecía bastante apenado por ello.

— Fue mi culpa, no debí olvidar mi cuaderno. — el pelinegro se alzó de hombros. — Significa mucho que hayas venido a ayudarme. — le sonrió con calidez.

Terminaron con el aseo y salieron; llovía un poco fuerte y el mayor había olvidado su paraguas. Han llevaba una sudadera extra en su mochila, así que le entregó su paraguas.

— Creo que vives algo lejos, ¿cierto? — el pelinegro asintió. — Tómalo entonces, yo vivo bastante cerca. — aseguró mientras le sonreía. — Nos vemos luego. — se despidió. — Por cierto, me gusta mucho tu perfume Minho. — fue lo último que dijo antes de irse corriendo.

Desde ese momento, Jisung supo que haría lo que fuera por protegerlo, ese bonito beta tenía algo especial que no había visto en nadie más. Se lo prometió a sí mismo mientras corría bajo la lluvia, sintiendo sus cabellos y uniforme mojarse.

— Sunggie, ¿por qué estás tan mojado? — su madre preguntó cuando llegó a su casa.

— Perdí mi paraguas. — se alzó de hombros y recibió un muy buen regaño por parte de su madre, pero al fin y al cabo había valido la pena, porqur eda y todas las cosas que hiciera por Minho siempre valdrían la pena.

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