【 extra ²】

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Se encontraba frente a su computadora, terminando el ensayo de cien páginas que tenía que entregar al día siguiente.

Estaba bastante concentrado y se sentía bastante nervioso; ese trabajo valía el cuarenta por ciento de su calificación final.

- ¡No puede ser! - alejó sus manos del teclado y respiró profundamente, echando su cabeza hacia atrás. - Bebé, no es el momento. - se dirigió a su vientre de cuatro meses. - Estoy a punto de terminar con esto, sólo me faltan dos párrafos; además, no entiendo qué es lo que puede provocarte tanto asco, llevamos más de tres horas sin com-

No terminó de hablar, dado que sintió el reflujo subir por su garganta, lo que le hizo obligarse a sí mismo a ponerse de pie y correr hasta el baño de su hogar para finalmente vaciar todo el contenido de su estómago, mientras sentía su garganta arder y pequeñas lágrimas hacerse presentes.

Cuando terminó, siguió sintiendo náuseas; suspiró pesado y se levantó para luego mirar al espejo.

- Relájate, Jisung. - se dijo a sí mismo.

No despegó la mirada de su reflejo hasta que se sintió mejor, y cuando eso pasó mostró una pequeña sonrisa y colocó una mano sobre su vientre. - Te amo, pero evita hacerme vomitar tanto. - pidió con un tono dulce y volvió a donde estaba anteriormente.

- ¡Ya llegó por quien llorabas!

Se escuchó una exclamación por parte de Minho después de abrir la puerta del departamento, observando a Jisung en compañía de su abuela, quien lo miró incrédula.

- Dudo que mi nieto llore por tí. - respondió con simpleza, haciendo que el castaño se sintiera avergonzado y que el omega soltara una risita llena de diversión. - Déjate de payasadas y ven a ver esto.

Lee se apresuró a acercarse, logrando ver que la anciana había llevado bastante ropa para bebé; desde ropa hasta biberones, baberos, entre otras cosas.

- ¿Para qué tantas cosas? - el alfa miraba con sorpresa todas las cosas.

- Es mi primer bisnieto; obviamente que voy a llenarlo de regalos.

- Por cierto, Chan vendrá con los niños en un rato. - comentó el peliazul antes de depositar un beso en la mejilla de su esposo, quien sonrió ante ello.

- Bien, entonces hay que esperarlos. - sonrió y el menor asintió.

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Chris estaba en la cocina del departamento preparando algo de comer para los chicos, los cuales estaban jugando con sus cachorritos, que para ese entonces ya tenían cinco años.

Hyunjin se mantenía al lado del pelirrojo, sonriéndole ampliamente y sin apartar la vista de sus acciones.

- Tío Sung, hueles muy rico. - comentó el pequeño alfa, viéndole con admiración y un pequeño brillo en sus ojos marrones.

Con el tiempo, la medicina había avanzado y ahora se podía definir si un cachorro sería alfa, beta u omega con un análisis de sangre a partir de los cuatro años. Los pequeños del rubio resultaron ser alfas los dos, bastante educados y preciosos, sin duda.

- Muchas gracias, Hyunnie. - le respondió con una pequeña sonrisa.

Jisung disfrutaba del aroma a bebé que aún despedía Hyunjin, sintiéndose impaciente por tener a su cachorro entre sus brazos, y por supuesto percibir su aroma.

Se encontraba tan distraído en sus pensamientos que no se percató de que el pequeño castaño se había trepado en el sofá y se había acercado lentamente a uno de sus hombros, para después dejar una pequeña mordida y también soltar un gruñido.

Minho casi de inmediato se levantó de donde estaba en cuanto escuchó al niño gruñir y lo alejó del peliazul, quien se mostraba sorprendido ante lo sucedido.

El australiano rubio también se apareció, observando a su hijo con las pupilas dilatadas y la respiración acelerada.

Si bien Hyunjin siempre había sido muy apegado a Jisung, no imaginaron jamás que algo así sucedería.

- Lo siento de verdad Sung, ¿estás bien? - preguntó el mayor para después cargar a su hijo, sintiéndose preocupado por el mencionado, el cual asintió lentamente mientras era abrazado de manera posesiva por su pareja. - Tú quédate quieto.

Dichas esas últimas palabras, éste soltó un gruñido al pequeño, quien dejó de moverse de manera al sentirse intimidado por su padre.

Luego de eso, la sala se vio envuelta por el incesante llanto de Jin, quien no hacía más que ello y disculparse con Han por haberle mordido, diciendo que no lo había hecho con mala intención; además, dejó como algo importante la mención de un aroma diferente al que portaba comúnmente.

La tensión en el espacio se volvió bastante grande, tanto que había empezado a tornarse sofocante.

Chan se apresuró a llamar a su esposo, quien aseguró que estaría ahí lo más pronto posible; el menor de los tres al no entender muy bien la situación, decidió llamar a Changbin, pues quizás podría ofrecerles las respuestas que deseaban.

Minho estaba preocupado por los niños, así que decidió dejar atrás lo sucedido hasta que Seo llegara. Reunió a ambos y se los llevó a la habitación que compartía con su pareja; los sentó en la cama y les contó una pequeña historia que los mantuvo entretenidos un largo rato.

- Tío Minho, tu historia se parece mucho a una que nos contó el tío Jaebum. - comentó la pequeña Yeji con una sonrisita, mientras que el castaño frunció el ceño.

- ¿Qué fue lo que les dijo?

- Que estaba a muy poco de ser feliz con el omega que amaba, pero llegó un monstruo feo que decía ser un príncipe y lo hechizó para llevarlo con él. - la niña frunció levemente el ceño y sus labios formaron un puchero.

- Ese tonto. - ahora pensaba en una forma de hacer pagar al peligris por contar esas tonterías.

- ¡Minho! ¡Changbin y Woojin ya llegaron!

Esa exclamación de su pareja fue más que suficiente para que saliera de la habitación, dejando a los cachorros con una película que los mantendría ocupados al menos una hora.

Ahora cuatro chicos se encontraban sentados en el comedor, mirando fijamente al bajito en espera de una explicación; mientras, éste se mantenía sereno y totalmente desinteresado de las miradas sobre él.

- ¿Por qué ese niño endemoniado mordió a mi Sunggie? - preguntó el castaño en espera de una respuesta, recibiendo sólo un gruñido por parte de Chris.

- No vuelvas a llamar endemoniado a mi pequeño o te juro que te lanzo por la ventana. - amenazó mientras miraba mal a Lee.

- Quiero verlo.

El omega rubio se levantó de inmediato y tronó sus dedos, listo para cumplir lo dicho.

- Tengo una idea de lo que puede estar pasando. - por fin comentó Seo, a lo que Chan volvió a sentarse y lo miró con auténtico interés. El pelinegro miró a Minho. - Pero a tí no te va a gustar ni un poquito.

- ¡Sólo habla! ¿Qué tan malo puede ser?

Y a partir de ese día, Minho aprendería a cerrar la boca.




➠ ¿alguien tiene teorías de lo que pasa? 😼

⾕  、 ❪ LAZO ACC1DENTAL ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora