【 capítulo 23 】

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❝Dije que valdría la pena amarte a tí, no sufrir por tí, ¿entiendes la diferencia? 


El lobo de Jisung gruñó ante la imagen frente a él; Minho estaba besando a Jackson. Una sonrisa dolida se dibujó en su rostro, y con el mismo silencio con el que abrió la puerta volvió a cerrarla y se alejó a pasos acelerados.

La presión en su pecho aumentó y un nudo se formó en su garganta, ahora entendía lo que Chanyeol estaba sintiendo en estos momentos, y lo detestaba.

Intentó ignorar el sinfín de sensaciones desagradables que se habían instalado en su pecho sin su permiso. Llegó a la biblioteca que siempre estaba vacía y se recargó en la pared, sintiendo sus mejillas mojadas, se apresuró a secarlas con la manga de su suéter y colocó una mano en su pecho intentando relajar su respiración; sin poder evitarlo, dejó escapar un sollozo, ¿por qué? ¿por qué le dolía de esa manera?

Su pecho ardía; nunca antes había sentido algo parecido, una combinación de rabia, dolor y decepción. ¿El amor dolía de esa manera? Si era así, él no lo deseaba en su vida.

— ¿Jisung? — escuchó que lo llamaban en voz baja y deseó que se lo tragara la tierra. Hace ya mucho tiempo que no lloraba de esa manera, ¿por qué de todas la personas que habían en el colegio, tenía precisamente él quien lo viera? Se sentía tan avergonzado.

Levantó la cabeza, encontrándose con la mirada preocupada de Changbin y de su pareja Felix; ambos le miraban en silencio, haciendo bastabte incómoda la situación. El timbre sonó, lo que significaba que había que ingresar a su respectiva clase; el pelinaranja soltó la mano de su pareja y éste le miró confundido.

— Iré a clases, creo que ustedes necesitan hablar. — sonrió con bastante tranquilidad. — Sé que estás muy preocupado. — dirigió su mirada hacia el otro omega. — Hasta proto, Hannie. — el tono que utilizaba era calmado, lo que causaba una paz increíble en el peliazul.

Sólo fue cuestión de segundos para que Yongbok se marchara, dejando solos a Jisung y Seo, quienes se miraban en silencio.

— ¿En qué momento vas a romper en llanto? — preguntó el alfa, sorprendiendo al contrario.

— ¿De qué estas ha-

— Vamos Jisung, te conozco desde pequeños y sé que estás a punto de derrumbarte, pero, quieres esperar a que me vaya para hacerlo porque no quieres preocuparme. — habló mostrándose algo serio y se acercó al menor ofreciéndole un abrazo, sobando su espalda con suavidad con la intención de consolarlo. — Ahora puedes llorar, si quieres contarme lo que te pasó, voy a escucharte con atención. — susurró mientras soltaba un poco de su aroma.

El lobo del peliazul se debilitó ante eso, dejando atrás la fortaleza que mostraba, y como había mencionado, se derrumbó y lágrimas empezaron a escapar de sus ojos, acompañados de inaudibles sollozos, mientras que el alfa se mantenía en silencio.

— Yo... Hablé con Chanyeol, le dije todo y- — un sollozo escapó de sus labios. — Ahora me odia. Y Minho. — su pecho ardió ante la pronunciación de ese nombre. — Él está con Jackson, lo besó Changbin, él lo besó.

El último mencionado no dijo absolutamente nada, pero su lobo estaba que se moría por acabar con la existencia del castaño, sin embargo, su prioridad era el bienestar del omega. El cuerpo de Jisung estaba temblando; sabía lo que significaba así que se acercó a una silla y lo obligó a sentarse.

— Llamaré a tu mamá, no estás bien. — le dijo al peliazul, quien solo asintió.

— Bin. — susurró y le miró. — No digas nada de esto y tampoco hagas nada, por favor. — pidió y el pelinegro aceptó a regañadientes.

Llamó a la madre de Jisung y juntos esperaron a su llegada, y, a petición del más bajito, se llevó a ambos.

— Mamá, vayamos a casa de Minho.

— Cariño, primero vayamos a comer, seguro Changbin también tiene hambre. — respondió sonriente mientras observaba al alfa dormir en el asiento del copiloto.

— No mamá, quiero ir por mis cosas, ya no quiero vivir ahí, mucho menos ver a Minho cuando vuelva a su casa. — habló antes de morder su labio inferior.

Irene, sorprendida ante la declaración de su hijo, frenó de manera brusca, provocando que quien estaba de copiloto, se estrellara contra el parabrisas al estar dormido.

— ¡Ay, mi cara! — se quejó mientras sobaba su rostro. — ¡Señora! ¡Tenga mas cuidado, pude morir! — dramatizó esperando que el menor ahí sonriera, pero no consiguió más que un ceño fruncido por parte de él y un sape de la omega.

Una vez llegaron, Jisung se detuvo frente a las madres del castaño, agradeciendo por el tiempo que le permitieron vivir ahí y disculpándose por marcharse de repente. No dió explicación de sus motivos para irse, sólo pidió que Minho no lo buscara más.

— Sunggie, ¿pasó algo? — preguntó la omega, mostrándose preocupada.

— Nada, absolutamente nada. — le respondió intentando sonreír. — Sólo me di cuenta de que cometí un error, Minho no es el alfa para mí, pronto la marca va a borrarse y cada uno seguirá con su vida. — habló como si nada y tomó entre sus manos una de las maletas que faltaba por sacar.

— ¿Él sabe que te irás? — la alfa habló, buscando algún pretexto para impedir que el peliazul se marchara.

— No, pero no se preocupe, a él no va a importarle. — en ese momento hizo una reverencia. — Nuevamente, gracias por todo, espero verlas pronto.

Se dió media vuelta y salió de la casa para luego subir al auto de su madre, seguido de Changbin, quien imitó la acción. El auto se puso en marcha; Jisung se repetía una y otra vez que eso era lo mejor, aunque en el fondo no estuviese seguro por completo.

Su celular sonó; miró la pantalla y al darse cuenta de quién era, lo apagó y lo devolvió a donde estaba, no quería hablar con Minho en ese momento, no era sano para él.

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