⾕ 、 ❪ LAZO ACC1DENTAL ❫

【 capítulo 31 】

— ¿Estás seguro de esto, Jaebum? — preguntó el omega pelirosa, observando al alfa mencionado que sonreía en grande. — Esto podría causarte problemas con Youngjae y lo sabes. — advirtió con una mueca de preocupación.

— ¿Crees que soy tan idiota como ese par? — preguntó sintiéndose ofendido, negó con la cabeza y sonrió tranquilo. — Antes de contártelo, se lo comenté y está de acuerdo; mi omega es bastante comprensivo.

— Sólo espero que no empeoren las cosas. — comentó aún desconforme.

— ¿Esto podría empeorar? — frunció el ceño, recibiendo como respuesta un sepulcral silencio por parte del omega. — Eso pensé, nos vemos mañana Chris. — le dio una sonrisa relajada y salió de la habitación.

Habían transcurrido dos meses. Dos malditos meses en los que Jisung y Minho no habían hecho nada más que distanciarse; cosa que no les fue difícil, ya que gracias al cambio de horario que Irene había pedido, eran contadas las veces que se veían. Sus encuentros en los pasillos eran casi nulos; incluso habían fijado una fecha para almorzar con sus amigos y no coincidir en lo absoluto.

El peliazul al cambiar de rutina, se acostumbró a pasar la mayor parte de su tiempo con Jaebum, restableciendo su amistad; sin embargo, el vacío que el castaño había dejado, se mantenía ahí.

Mentiría si dijera que él no lo intentó; buscó a Minho e intentó dejarle en claro que no quería estar lejos de él, pero se negó a escucharlo, diciendo que había tenido suficiente, a lo que Han terminó por aceptarlo y tomó su distancia.

De cierta manera, la separación definitiva tuvieron efectos positivos en ellos, dado que, poco a poco sus lobos superaron la ruptura del lazo. Ahora, ninguno era dependiente de la existencia del otro; sin embargo, eso no quería decir que no doliera encontrarse en los pasillos y verse obligados a fingir no verse, o simplemente apartar la mirada siguiendo con su camino.

Sus padres y amigos habían intentado muchas cosas para lograr que volvieran a siquiera dirigirse la mirada; cosa que nunca sucedió, pues ninguno de los dos parecía estar cómodo con ello.

¿Qué si había alguien más? Por supuesto que no; en ningún momento alguno de ellos se atrevió a fijar su atención en alguna otra persona, porque sus sentimientos seguían intactos, tal como el primer día.

Lástima que ninguno se atrevió a decirlo.

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Jisung se despertó temprano y con una sonrisa ese día; dado que iría con Chan al salir de clases y no quería tener ni el más mínimo pendiente en su hogar.

Caminó hacia el baño, pero se detuvo en seco al percibir un aroma conocido; su lobo reaccionó con emoción, mientras que su parte humana se limitó a fruncir el ceño. Regresó un par de pasos y se agachó, tomando entre sus manos la pequeña bufanda azul que estaba tirada en el suelo : era de Minho.

El peliazul soltó un suspiro lleno de frustración; ¿Por qué sus padres seguían empeñados en mantener ese maldito aroma cerca? Refunfuñó mientras se vestía, y al terminar tomó su mochila para luego bajar las escaleras con prisa.

— Buenos días, Sung. — le saludó su madre sonriente. — Ven, el desayuno está listo. — invitó usando un tono dulce.

— Vamos Sunggie, está delicioso. — comentó su padre, igual de sonriente.

— Gracias, pero se me hará tarde. — sonrió. — Por cierto, les he dicho que no quiero que sigan dejando las pertenencias de Minho en mi habitación; mi lobo ya lo superó, no necesito su aroma.