SOSPECHAS FUNDADAS

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Caminaba por los pasillos de la Casa Blanca, reconociendo cada espacio que me era familiar y aun no entendía cómo había llegado a Estados Unidos sin siquiera darme cuenta, ni tampoco por qué había cedido a las presiones de mis insistentes padres para completar mi proceso de recuperación justamente allí y no en casa o en cualquier parte, pero lejos de Carter.

Las circunstancias me habían llevado al punto de inicio y lo que era aún peor, además de estar viviendo el "duelo" por segunda vez, ahora estaba sumida en el océano de dudas que provocaba mi amnesia.

Ni siquiera sabía cómo había podido superar el dolor de la partida y volver a tener esa sensación de que la pena me consumía sin tener alternativa ni remedio, era agotadora.

— ¡Vaya! —exclamó Kat entrando a la habitación de las reinas con mis maletas en sus manos— Ahora es cuando el nombre de este cuarto tiene sentido —Miró a todos lados repetidamente— ¡Es muy bonito!

—Es muy cómodo —admití.

—Entonces no es la primera vez que te quedas aquí —infirió mientras ponía las maletas a los pies de la cama.

—Amelia tiene un trato preferencial —Se burló Robbie recostándose a un lado de la cama— Es la consentida del presidente —Fingió contarle un secreto, aunque yo podía escucharlo.

—Estoy aquí, Robert —Le recordé con sarcasmo y él me lanzó un beso en el aire— No, no es la primera vez. He estado aquí antes. Esta habitación suele usarla él o la asistente del presidente y eso era lo que hacía antes de marcharme —expliqué mientras abría una de las maletas con la dificultad propia que generaba ser diestra y tener la mano derecha inmovilizada— Y no, no soy la consentida de nadie —Me apresuré a aclarar.

— ¡Suertuda! —chilló mi amiga recostándose al otro lado de la cama.

—Mmm.

Sabía que mi par de amigos tenían unas ganas gigantes de cotillear, pero la verdad es que yo no estaba de ánimo, así que me concentré en la ardua tarea de desempacar con una sola mano.

—Por cierto, soy Robert Meyer —Le extendió la mano a Kat— El amigo marica.

— ¡Robbie! —reprobé contundentemente el término que acaba de utilizar— Detesto cuando te refieres a ti mismo de esa manera.

—Ay mi vida, no seas quisquillosa. Es cosa de semántica. Solo me pongo el parche antes de la herida.

—Pues odio tu semántica —Lo miré con el entrecejo fruncido— Sabes perfectamente que jamás sería amiga de alguien que te discrimine por tu orientación sexual. Sabes que te amo y eres prioridad.

— ¡Oh, Dios! —exclamó llevándose ambas manos al pecho y fingiendo como si le hubiesen disparado— ¡Eso fue un flechazo! ¿¡Lo viste!? —Entorné los ojos y Kat reía a carcajadas— ¿Cómo no voy a amarte? ¡Dime! ¡Si eres adorable!

— ¡Cállate! —Reí y la lancé una de mis camisetas a la cara.

—Pues yo soy Katherine Eisenhower, la mala influencia —Esta vez se estrecharon la mano— Kat para los amigos. He escuchado hablar tanto de ti, que ya me siento parte de la tribu.

—Bienvenida a la tribu entonces —Ambos se sonrieron— Cuéntenme, ¿cómo se conocieron?

—En el trabajo.

—Es una historia muy aburrida —confesé— No así lo que vino después, pero mejor cuéntame cómo va lo tuyo con Truman.

— ¿Tienes novio? —preguntó Kat con un brillo en los ojos.

FIRST LADY - Trilogía Cómplices II [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora