—Si quería salvarte —dijo de improviso e hizo que me detuviera en seco cuando ya había abierto la puerta con la clara intención de marcharme.
Seguir la discusión no tenía sentido alguno, pero sus palabras me llegaron tan profundamente, que cerré la puerta y volví sobre mis pasos.
— ¿A qué te refieres? —pregunté con la necesidad de que clarificara sus dichos, porque hasta ese momento solo podía sentir pena por lo que acababa de decir. Lo último que quería era ser una "misión" para Amelia.
—En un principio, cuando vi lo que tu papá te había hecho, efectivamente quise salvarte o al menos quise ayudarte a que tu mismo te salvaras y admito que no tenía ni un poco de fe en ti —Con cada palabra que agregaba a su discurso, yo me sentía peor. Jamás creí posible que alguien tuviera la capacidad de hacerme sentir aún más miserable de lo que mi padre lo hacía, pero ahí estaba yo, resistiendo, por más doloroso que fuese— Pero las cosas cambiaron, Carter. Ha pasado más de un año y medio de eso y no podemos seguir basando nuestra relación en la forma en que comenzó. Entiendo que el hecho de que te haya pedido tiempo, te asustó y te puso en una posición que estoy segura de que ninguna otra mujer en tu vida te puso. Entiendo que esto es nuevo para ti, pero no me gusta ni un poco que sigas creyendo que estoy contigo por las razones que me motivaron en un principio.
— ¿Qué quieres decir?
En ese momento empecé a entender que muchos de los conflictos que ella y yo teníamos, eran porque antes de dejarnos terminar de hablar, asumíamos cosas que no estaban ni cerca de ser lo que realmente pretendíamos decir y tampoco nos dábamos el tiempo de preguntarnos las cosas, así que desde ese momento en adelante, respiraría profundo, contaría hasta diez antes de responder y si tenía alguna duda preguntaría o si necesitaba algún tipo de aclaración, la pediría. Eso iba a resultar siendo lo más apropiado para ambos.
—Lo que estoy tratando de decir es que te amo. Que si me marché a Londres fue porque creí que tu relación con Grace era real y que yo era la que sobraba en esa ecuación. Huí a Inglaterra porque te amo tanto, que estaba dispuesta a restarme y permitirles ser felices, ¡porque de eso se trata el amor! De estar dispuesto a hacer feliz al otro, sea a tu lado o no.
No es sorpresa para nadie que mi concepción de "amor" estaba trastocada por lo que muchas veces creí que lo era y que terminó siendo cualquier otra cosa cada vez más enfermiza que la anterior.
La dependencia de mi madre, la excesiva complacencia de mujeres como Ashley Michaels o incluso la obsesión de Grace Jones, eran los ejemplos que se me venían a la cabeza, pero era la primera vez que me enfrentaba al tipo de afecto al que Amelia se refería.
Si yo amaba a alguien, lo quería para mí y la sola idea de permitirle ser feliz con alguien que no fuese yo, no era una posibilidad. Bastaba con ver lo celoso que me ponía cada vez que pensaba en Amelia con William York o con el jodido capitán "músculos perfectos" Adams, para darse cuenta de que mi concepto del amor era totalmente opuesto a la idea de ese sentimiento puro de profunda entrega que ella manifestaba.
— ¿Por qué me dejaste entonces? —La pregunta era inevitable, porque una cosa no me parecía congruente con la otra.
— ¡No te dejé! —exclamó entre triste y molesta— ¡Te pedí tiempo y te expliqué las razones! Entre ser primera dama y tener novio, ¡mi vida entera se puso de cabeza! ¡No sabía como lidiar con todo eso al mismo tiempo!
Eso si podía entenderlo, porque lidiar con todo lo que la presidencia implicaba y además tener novia, me hubiese resultado imposible de haber ocurrido apenas llegué a la Casa Blanca. Lo único que había evitado que me volviera loco al asumir como presidente había sido ella −aun cuando me había prestado su ayuda por razones diferentes a las que nos mantenían juntos−, así que como conocía muy bien esa sensación de no tener las cosas bajo control y que la vida te comenzaría a comer en cualquier momento, no la dejé continuar.
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FIRST LADY - Trilogía Cómplices II [TERMINADA]
RomanceA un año de asumir la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica contra su voluntad, la vida de Carter McKellen es radicalmente diferente a la que tenía, pero también a la que quería. Mucho más juicioso, sereno, maduro e increíblemente apropi...