¿DIAGNÓSTICO?... RESERVADO

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Amelia había regresado hace una semana ya y ahí estaba yo, con la cabeza apoyada sobre mi escritorio, con el celular a un lado, pasando de una canción deprimente a una cada vez peor.

¿Con la amnesia? No había progreso y lo que era peor es que contrario a lo esperado, en vez de acercarse a mí, Amelia había estado alejándose cada vez más, hasta el punto de evadirme incluso en la cena. Ya iban dos días en los que Paul la excusaba con un simple: "No tiene hambre", pero yo la había visto después, asaltando la nevera del área residencial a hurtadillas.

Cuando llegué a la canción "I'll never love again" de Lady Gaga y me quedé escuchándola con atención a ojos cerrados, supe que el asunto se estaba volviendo grave.

Faltaba solo una semana para la conmemoración del día de la mujer y haberme esforzado en mejorar ampliamente el desafortunado evento que Charlie había organizado el año anterior, ya no me resultaba tan satisfactorio. Tenía la esperanza de congraciar con él a mi encantadora novia, pero ella ni siquiera daba luces de recordar que lo era y eso me tenía completamente devastado.

— ¿No tienes nada más que hacer que revolcarte en tu miseria? —ironizó Charlie entrando a la oficina más poderosa y al mismo tiempo más deprimente del planeta.

— ¿Por qué rayos no golpeas? —refunfuñé subiendo el volumen de la música sin despegar la mejilla de la antiquísima madera del Resolute y ni siquiera me molesté en abrir los ojos.

— ¿La chica te evade y tú decides dejar de producir las hormonas de la fertilidad? —Su sarcasmo era evidente, pero no me afectó en lo absoluto. En ese momento, nada ni nadie más que Amelia tenía ese poder.

— ¡Cállate! —escupí amorrado.

—Y testosterona también —agregó Taylor, que ni siquiera supe en qué momento había entrado, pero sí cuando tomó mi celular y mandó a callar el reproductor— Ya fue suficiente, señor presidente. Es hora de volver a la normalidad.

—No puedo —confesé en la misma actitud en que me habían encontrado— No sin Amelia.

—Carter, ¡Amelia está aquí! —exclamó el muy maldito de Truman, como si no lo supiera— ¡Tú eres el que se convirtió en un ermitaño!

—Me siento cómodo así, gracias —Traté de finalizar la conversación sin un ápice de sentimiento en la voz.

—Sabemos que no le puedes decir la verdad a Amelia —Taylor hizo el intento de ser mucho más conciliador— Pero eso no significa que no puedas intentar ayudarla a recordar.

De acuerdo, había capturado mi atención y al menos fui capaz de abrir los ojos y levantar la cabeza, para encontrármelos a ambos sentados frente al Resolute con las piernas cruzadas hacia el mismo lado y ambos de brazos cruzados.

—Ok. Los escucho.

— ¡Santo Dios! ¡Ni siquiera te has rasurado! ¡Pareces un vagabundo! —acusó Charlie, pero no le di importancia aunque sabía que tenía razón.

— ¡Al punto, señores! —reclamé— Si no, me devuelven mi celular y se van por dónde vinieron.

—Taylor está sugiriendo que hagas con ella las cosas que solías hace antes de que se fuera —explicó— Vuelvan a trabajar juntos. Vayan a los eventos... ¡no sé! ¡Qué se yo lo que hacían cuando estaban juntos!

—El punto es que lo revivan juntos —agregó Taylor— Nosotros recuperamos al presidente y tu recuperas a Amelia.

—Negocio redondo —murmuré dándoles la razón.

FIRST LADY - Trilogía Cómplices II [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora