La cena ni siquiera había comenzado y ya estaba exhausta.
La presencia de Carter y sobre todo verlo con Grace, parecía consumir cada ápice de energía que mi cuerpo generaba y cuando vi que mi lugar en la mesa estaba asignado justo a su lado, lo poco que me quedaba de ánimo amenazó con abandonarme.
—No voy a perdonarte esto —afirmé entre dientes cuando William se sentó a mi derecha.
—No hagas bilis —sugirió despreocupado— Terminará pronto.
Entorné los ojos y estuve a punto de responder, pero Grace con un berrinche en susurros me detuvo.
—Tiene que haber un error —reiteró y Atwood estaba por perder la paciencia— Yo vengo con el presidente de Estados Unidos. Yo debería sentarme a su lado, no ella.
—Señorita, los asientos han sido dispuestos protocolarmente.
—Pero...
—Grace —La detuve poniéndome de pie— Por favor, siéntate. No tengo inconveniente alguno en sentarme a un lado del presidente de Francia.
—Señorita Amelia...
—No te preocupes, Atwood. No es problema —Le sonreí y él hizo lo propio.
—Amelia, quédate donde estás —ordenó la reina interviniendo todo lo educadamente que las circunstancias le permitían— Estoy segura de que la señorita Jones ha cambiado de opinión, ¿verdad?
—Claro que sí —Se adelantó Carter a responder y luego de que ambos se desafiaran con la mirada, Grace por fin pareció entender la indirecta y se rindió ante ella.
—Si... —suspiró mirándome con un odio que jamás había visto en ella— ...su majestad.
Hubiese preferido que la situación se resolviera de otro modo, pero si Grace no quería entender que no estábamos en Estados Unidos, que las costumbres en Inglaterra eran bastante diferentes y que al no ser ella la anfitriona de la noche, sus caprichos no serían complacidos por ninguno de los presentes, allí nadie iba a dudar en ponerla en su lugar.
—Lamento eso —murmuró Carter entre dientes y negué con la cabeza, porque no era el momento de analizar los infantiles comportamientos de la que había sido mi mejor amiga.
Adoraba a Grace, pero de un tiempo a esta parte ni siquiera era capaz de ver en ella a la chica que había conocido en la universidad y que me había conquistado con sus talentos culinarios. Si, era evidente que estaba celosa –sin motivo alguno para mi gusto–, pero de ahí a comportarse como una niña malcriada, había un par de galaxias de diferencia.
Al parecer, en mi ausencia Grace había cambiado mucho más de lo que creí que lo haría y dudaba que su relación con Carter fuese el único motivo. De hecho, ni siquiera conocía mis razones para haberme ido, ¿o sí?
No, no lo creo. Taylor y Rossie eran los únicos que lo sabían y dudaba que alguno de ellos le hubiese dicho algo al respecto.
Estaba tan concentrada en mi análisis de los extraños y erráticos actos de la novia de mi ex jefe, que ni siquiera escuché cuando Atwood anunció el primer plato y solo descubrí que la cena había comenzado cuando frente a mi vi un elaborado platillo de entrada. ¿Qué era? ¡Sepa Dios! Pero tampoco iba a preguntarlo. No correspondía.
—Olvidaste esto en las clases de "como ser un presidente, volumen uno" —Escuché a Carter refunfuñar a mi lado y cuando lo miré de reojo, descubrí que se refería a la gran cantidad de cubiertos, que por como los miraba, parecía confundido.
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FIRST LADY - Trilogía Cómplices II [TERMINADA]
RomanceA un año de asumir la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica contra su voluntad, la vida de Carter McKellen es radicalmente diferente a la que tenía, pero también a la que quería. Mucho más juicioso, sereno, maduro e increíblemente apropi...