REDENCIÓN

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Firmamos la paz en una canción y nos olvidamos del mundo para reencontrarnos en el punto exacto en que habíamos dejado nuestra relación antes de la crisis que Ashley Michaels había provocado.

Fue en ese momento cuando mis propios sentimientos me sobresaltaron, porque si bien es cierto, el atiborrarme de amor me resultaba fascinante, era imposible no atemorizarme ante la dimensión y poder que tenía ese amor que sentía por primera vez en mi vida.

Estar entre sus brazos, en mi originaba una sensación que solo podía comparar con la primera vez que vi el mar. Era indudablemente placentero y tranquilizador, pero al mismo tiempo no me atrevería a negar que fuese intimidante, porque solo ahí, ante su inmensidad, te haces racionalmente consciente de lo pequeño e insignificante que eres.

Fue en ese momento cuando descubrí que no tenía ninguna posibilidad de luchar contra mis sentimientos, porque sería una batalla perdida desde el inicio.

— ¿Me permite, señor presidente? —interrumpió Robert, solicitándome como pareja en la próxima pieza de baile.

—Claro —respondió Carter, nos sonreímos mutuamente y me entregó a las fraternales manos del tercer hombre que más amaba en mi vida.

Mi padre y Carter insistían en disputarse el primer y segundo lugar.

— ¿Todo bien? —pregunté cuando comenzamos a bailar al ritmo de "Kissing a fool" en la soberbia interpretación de Michael Bublé.

—Maravillosamente —suspiró relajado— Ya estoy infinitamente más tranquilo y soy tan feliz, que temo que sea demasiado bueno para ser cierto.

—No digas eso —reí y le besé la mejilla— Me alegra mucho que seas así de feliz.

—No lo sería sin ti, mi cielo. Lo sabes.

—Solo hice lo que tu mejor amiga debía hacer, pero con mucha, mucha paciencia —ambos reímos, porque solo nosotros sabíamos cuantas cosas habíamos vivido y como logramos no morir en el intento.

—Jamás voy a ser capaz de agradecerte cada una de las cosas que hiciste por mi. No me alcanzará la vida.

—No tienes nada que agradecer.

—Sabes que ya es tu turno, ¿no?

— ¿A qué te refieres? — Me alejé lo suficiente como para poder mirarlo y dedicarle mi confundida ceja en alto.

—Es tu turno de ser feliz, Amelia —puntualizó con ternura— Por años te has dedicado a asegurarte de que todos quienes te rodean sean lo más felices posible. Tus padres son increíblemente felices. Yo lo soy ahora. Ya es tu turno.

—No sé de qué estás hablando —Me hice la desentendida, pero creía saber que dirección tomaría la conversación.

—Hablo de que te ves espléndida y que hemos hecho un trabajo fenomenal hasta ahora, pero no hay ropa, maquillaje o zapatos mágicos que te hagan confiar en ti misma y por sobre todo, que te hagan olvidar el pasado.

—Robert...

—Por favor, escúchame —interrumpió y bajé la mirada a la solapa de su smoking— Ambos sabemos que tú también viviste cosas que no merecías, pero eso fue hace muchísimo tiempo. Lo que no ves y en lo que deberías enfocarte e incluso enorgullecerte, es que sobreviviste y estás aquí, siendo la mujer más importante y una de las más poderosas del mundo libre. Eres fuerte, valiente y enormemente capaz. Solo debes creerlo tanto o más de lo que nosotros, los que te amamos, lo hacemos.

—No es tan fácil —murmuré.

—Nadie dijo que lo sería. Pero míralo —ordenó cuando sin dejar de bailar, dio un giro que me dejó en el lado opuesto al que estaba y cuando levanté la mirada, me encontré a Carter sentado en la mesa principal, bebiendo un vaso de whisky mientras me miraba increíblemente concentrado— Ese hombre está absolutamente enamorado de ti. ¿¡Acaso no viste lo que hizo!? Si no fuese por él, mi familia no estaría aquí y honestamente se lo agradezco, pero sé que no lo hizo por mi.

FIRST LADY - Trilogía Cómplices II [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora