CÓDIGO JADE

2.8K 278 28
                                    


Luego de sostener la mano de Carter mientras le ponían una vía endovenosa y se comportaba como un niño consentido, salí del box de atención mucho más tranquila, aunque no menos preocupada. Carter no dejaría de ser el torbellino que es por tener un hombro dañado, así que tenía que hacerme a la idea de que yo sería la principal responsable de ponerle freno a sus intenciones de seguir con el mismo ritmo acelerado que la Casa Blanca le había impuesto, que él había aprendido a seguir sin mayor dificultad y que podría traer consecuencias a su salud si no se tomaba en serio el proceso de recuperación.

— ¡Hija! —exclamó mi madre al verme en el pasillo y corrió hasta mí para abrazarme tan fuerte, que por poco me asfixia— ¡Santo Dios, cariño! ¡Nos asustaste tanto!

—Estoy bien, mamá. Tranquila —La contuve respondiendo a su abrazo rodeándola con uno de mis brazos y el otro lo extendí para tomarle la mano a mi padre, que nos alcanzó caminando mucho más sereno de lo que mi madre lo había hecho— No pasa nada. Todos estamos bien.

— ¿Segura? —Se separó de mí y tomó mi rostro con ambas manos para mirarme de cerca y comprobar si lo que le decía era cierto— Vimos todo en el noticiero. ¡Fue espantoso!

—Ya sé, mamá —suspiré— Pero se vio más grave de lo que realmente fue, ¿si? No te preocupes.

— ¿Cómo está Carter? —preguntó mi papá sin soltarme la mano ni por una fracción de segundo.

—Estará bien, papá. Fue una herida superficial. Creo que Taylor sacó la peor parte —O al menos eso era lo que Shawn había dicho cuando me llevaba al hospital.

—Lo vimos. Se le lanzó encima a Carter apenas se escuchó el primer disparo.

Que mi madre me relatara los hechos podía parecerle innecesario o hasta extraño a cualquiera, porque evidentemente yo estaba ahí. Pero la verdad es que lo agradecí, porque en ese momento ni siquiera fui capaz de darme cuenta cómo había pasado todo. De hecho, cuando Shawn me había informado que la condición de Taylor parecía ser un poco más delicada que la de Carter —él lo sabía gracias a su permanente contacto con los demás agentes del Servicio Secreto—, nos había resultado casi imposible entender como él también había resultado herido. En un primer momento creímos que les habían disparado a ambos, pero a poco andar, otros agentes pusieron en nuestro conocimiento que el tiro que le había dado a Taylor era el mismo que le había rozado el hombro a Carter y que si no hubiese sido por su jefe de seguridad –que actuó prácticamente como un escudo humano–, el presidente estaría contando una historia totalmente diferente. O tal vez ni siquiera podría haber llegado a contarla.

Al parecer, el hecho de que el primer disparo fallara, lo transformó en la alerta que le permitió a Taylor actuar justo a tiempo.

—Eso nos dijeron, pero la verdad es que no me di cuenta de cómo pasó todo. Fue demasiado rápido —confesé y no quise recordarlo, porque aún no me sentía preparada para ello.

— ¡Fue terrible!

—Ya, mujer. No atormentes más a la niña —Me padre, como siempre, era la voz de la cordura— Ya pasó. Ahora debemos actuar. ¿En qué podemos ayudarte?

—Lo único que necesito ahora, es que se queden con Carter. Que lo acompañen.

—Claro.

Que mi madre accediera sin chistar, era algo que me esperaba porque su enorme cariño por mi jefe-novio, novio-jefe –o como fuese–, era algo que no se molestaba en ocultar, sino todo lo contrario. Sus esfuerzos estaban destinados a hacerlo lo más público, evidente y latente posible.

— ¿No será algo invasivo? —Y que mi padre expusiera el cariz más conservador y prudente, era algo que debía ver venir por añadidura. Así eran mis padres y al parecer eso los convertía en un complemento perfecto— No queremos ser imprudentes e imagino que su familia querrá venir a estar con él.

FIRST LADY - Trilogía Cómplices II [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora