Firemind || BNHA

II.

"Quiero sentir algo, estoy
entumecido por dentro pero no
siento nada y no sé por qué".
-NF.

└──────── °∘❉∘° ────────┘

||Valentía||

Había sido aceptada.

No había logrado despegar la mirada de ese extraño proyector desde que abrió aquel sobre que lo traía.

La carta llegó por la mañana mientras desayunaba, para su sorpresa y como había dicho antes, no se trataba de una simple carta, era más bien un proyector. En él, salía el famoso héroe All Might felicitando su desempeño y buenos puntajes durante los exámenes, exclamando finalmente un "estás aprobada", que de todo lo que escuchó decir era lo único importante.

Su madre lloró de felicidad, mientras su padre llamaba a su vecino para preguntarle por su hijo y claramente para alardear al respecto. La pecosa se volvió a encerrar en la habitación después, no quería saber nada de su familia por ahora.

No estaba tan emocionada.

Su teléfono había empezado a vibrar sacándola de sus pensamientos.

– ¿Lograste entrar? ay, pero qué tonto, seguro que sí. — Escuchó la voz del chico que conoció hace dos días.

– Sí, logré entrar, de hecho no hace mucho abrí la carta. ¿Qué tal tú?

– También. ¿Viste en que curso quedaste? — Hizo un sonido en señal de aprobación para que Kirishima siguiera hablando. – Quedé en la clase 1-A, espero que tú también.

– Seremos compañeros entonces Kirishima. — Sonrió. – ¿Nos juntamos en la estación más cercana el primer día como dijiste?

– Pensé que lo habías olvidado, me alegra saber que no, nos veremos ese día entonces, nos vemos. — A los segundos se cortó la llamada.

Al menos no estaría sola, si era honesta, el estar sola a veces le asfixiaba, como si su propio kosei intentara asesinarla por dentro, aunque en realidad ya se sentía muerta en vida.

– Hoy iremos a cenar a la casa de los Todoroki, celebraremos el que fuesen aceptados con Shoto en la U.A. — Se sobresaltó al escuchar la voz de su madre, volteó para verla recostada en el umbral de la puerta. – Esta vez no hay una excusa para que faltes y ya les dije que irías ¿oíste?

Mierda y mil mierdas. Pensó para sí misma, no iba a decirle nada a su madre en voz alta, por mucho que siempre jodiera con que quería morir, aún tenía deseos de vivir.

En fin, la hipocresía.

– Bien, no hay problemas en ir. — Fingió comodidad con el tema, su madre asintió complacida con la respuesta.

Se miró en el espejo después de ello, no quería ir, no quería volver a pisar esa maldita casa otra vez. No quería ver a nadie de esa familia, no quería nada, solo quedarse ahí acostada hasta que llegase el día para entrar a la U.A.

Pero en su familia eso no era posible.

A los 2 minutos después, su padre le vino a buscar para entrenar su telekinesis, que era su particularidad más débil y no era una mentira. Si excedía su límite, su mente se desequilibraba y por ende, se cansaba demasiado.

Lo que evita que logre ocupar su particularidad de fuego o provoca el que caiga inconsciente.

– Levanta los tres camiones y llévalos hacía la calle, no es tan difícil, ayer lograste moverlo hasta casi llegar al lugar indicado, probablemente ahora si puedas. — Peinó su cabello para no sentir nervios, la mirada que le daba su padre la presionaba bastante.