Firemind || BNHA

LII.

           "Tomame una foto, ahora agitala hasta que la veas y cuando tus fantasías se conviertan en tu legado, prometeme un lugar en tu casa de recuerdos".
– Panic! At The Disco. 

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|Herida|

Caminó por la calle después de salir del hospital psiquiátrico, tenía las manos metidas en los bolsillos de su vestido. Había escuchado que cerca de ahí, había un parque que daba vista al mar así que iría ahí para tomar algo de aire, mientras se acercaba la hora de ir a su casa a atender sea lo que sea que querían sus padres.

Dio un largo suspiro cuando llegó, mirando a todas partes en busca de algo para comprar, en este tipo de lugares concurridos solían vender cosas a diferencia de los parques que rodeaban residencias.

– ¿Me da un algodón de azúcar? — El anciano que los vendía asintió. – Que sea azul por favor.

Veía a los niños jugar en los juegos mientras sus padres les observaban o aprovechaban de jugar con ellos, las risas eran lo que más se podían escuchar resonar por el lugar. Frunció el ceño por acto reflejo, quería tomar su algodón para alejarse de ahí lo más rápido posible.

– Aquí tiene. — Le entregó el palillo con el dulce. – Son setenta yenes.

– Bien, gracias. — Giró para observar si había alguien tras ella, comenzó a sentir que la seguían otra vez.

Caminó metiéndose entre una arboleda que la llevaría hasta hasta el barandal que daba al mar, que era donde principalmente deseaba ir.

Si no fuese porque había más personas, hubiera lanzado un grito que perfectamente se hubiera podido oír desde la otra prefectura, sabía que hacerlo podía aligerar las cargas emocionales que podías traer encima. Pero había algo más que también solía relajarla, lo hacía con menos frecuencia pero funcionaba. Comenzó a cantar bajito, la primera canción que se le viniese a la mente.

– Crawling in my skin, these wounds, they will not heal~ — Cerró los ojos al sentir un poco de viento que se formaban con las olas de más abajo. —
Fear is how I fall, confusing what is real ~

Miró su mano libre, realmente le gustaría estar confundiendo la realidad y que todo lo que recordó se trataba de una mala jugada de su mente o quizás estar en coma y despertar sin que nada de esto hubiese ocurrido. Que su vida era completamente diferente a lo que estaba pasando.

Pero no era una historia, eso solía pasar en las fantasías y esto era el mundo real.

– Si me lanzase desde aquí, ¿dolería la caída?

– No creo que a tus amigos o a tu familia le guste la idea de que hagas eso, cariño. — Sus vellos de la nuca se erizaron al oír esa voz.

– Eres persistente. — No volteó, pero por seguridad había puesto tras ella una pared de partículas, por si la villana decidía hacerle algo.

Hubo un corto silencio hasta que la mujer de cabello rojizo escuchó una risa venir de la adolescente.

– ¿Por qué me sigues? si hubiese querido delatarte, tu estarías siendo detenida. — Por fin había decido voltear, sin quitar la pared invisible que la protegía, se acercó. – ¿Quieres vengarte de la mocosa que quiso atacarte? no te tengo miedo.

– ¿No? entonces, ¿por qué te estás protegiendo? — Ao se sonrojó, dejó de ocupar su particularidad arriesgándose a cualquier cosa.

– No estoy de humor, así que vete, quiero estar sola. — Volvió a darle la espalda. – Por favor.