Firemind || BNHA

XLI.

"¿Puedo limpiar mi consciencia si soy diferente al resto? ¿tengo que correr y esconderme?
nunca dije que quería esto, esta carga vino a mí y ha hecho su hogar en mi interior".
– Imagine Dragons

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Una sonrisa burlesca se formó en el rostro del hombre al verla entrar en un trance debido a sus pensamientos, él suponía que tipo de cosas podía tener en mente la fémina.

– Ugoku Ao, qué curioso nombre. — Avanzó unos pasos hasta ella, manteniendo una distancia prudente, no podía dejar de lado que esa chica era una aspirante a héroe y por lo tanto, una enemiga. – Hija única de Ugoku Satoru y Russell Kaen.

– ¿C-cómo?

Saber el nombre de sus padres ya era difícil, al ser héroes ante la sociedad eran presentados por el nombre que se les dio por profesión y eran conocidos solo por esos apodos.

Lo mismo para su madre, era imposible saber su nombre de soltera, todo el mundo la conocía como Flaming o Ugoku Kaen. Sólo los más cercanos a su familia sabían cuál era su nombre, esos eran la familia Todoroki, la propia y nadie más.

– Soy bueno investigando si es lo que te preguntas. — Ao retrocedió apegándose a la puerta. – Te queda bien el cabello corto.

Bien, eso era mucho más raro de saber. Pero si venía de arriba pudo ver las fotos que tenía cuando era niña, ¿cierto? si bien tenía su teoría, no podía dar la identidad de su amigo de la infancia así como así. Si no era Touya a quién tenía al frente, sería peligroso soltar información como si nada.

– ¿Qué quieres? — Interrogó, su voz sonó más gruesa, debido a que la forzó  para emitir ruido, estaba nerviosa. – ¿Cómo te metiste aquí?

– Sé que suelen guardar una llave en los floreros de la entrada y cómo tus padres no están casi nunca en casa. — Sacó una llave de su bolsillo.

Ao se aferró a la puerta que estaba a sus espaldas, lista para abrirla y correr si era necesario, pero ya eran demasiadas coincidencias, si el villano quería jugar con ella y hacerle daño, lo estaba logrando y mucho, pero estaba siendo obvio. Definitivamente se trataba de esa persona que por tanto tiempo creyó muerto.

Pero, ¿por qué estaba siendo así con ella?

Se dejó caer al suelo, sujetando su frente con la mano, su cabeza estaba pasando por un sin fin de emociones, sin siquiera haber confirmado lo que más temía.

– No deberías mostrarte débil ante un enemigo, puedo matarte ahora mismo si así lo deseo. — La ojiceleste sin quitar la mano de su frente, negó.

– Entonces matarme no es lo que deseas. – Sin elevar la mirada, habló. – No lo harás, jamás me harías daño.

– ¿Qué te hace creerlo? — Debía admitir que le sorprendió.

– Touya, deja esta mierda. — En un tono arisco, golpeó la pared con su puño. – ¿En qué pensabas?

– No sé de quién hablas mocosa. — Una risa sarcástica se escuchó de la aludida.

– ¿Que pretendes? — La sonrisa de Dabi volvió a aparecer, mientras de su mano creaba pequeñas llamas.

El cuerpo del villano fue elevado y enviado contra el suelo, provocando que un sonoro quejido saliera de sus labios. Ao decidió azotarlo por segunda vez, intentando calmar parte de su enojo, era lo mínimo para todo lo que merecía recibir.