XXXIX.

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         "Nosotros somos los guerreros que hacemos esta ciudad".
— Imagine Dragons

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Los seis caminaron hacia una máquina expendedora frente a la bodega que tenían como objetivo, estaban tanteando terreno y así tener claro si algún movimiento sospechoso aparecía para detenerse o seguir acercándose más y poder observar que había dentro.

– Estamos demasiado cerca pero no hay ninguna reacción. — Mencionó la ojigris.

– Las luces están apagadas, no parece que haya nadie.

– Usa un bosque para esconder un árbol. — Habló el heterocromático, era un dicho que calzaba como anillo al dedo.

– Están tratando de mezclarse con la multitud disfrazando su base como una bodega abandonada, dentro de la ciudad. — Cruzó la calle, si no había reacción no habría peligro haciendo esto, Ao terminó asomándose un poco más por la reja. – Y lo están haciendo bastante bien, si se asoman pueden darse cuenta que hay pasto bajo las puertas, da la impresión que nadie ha estado ocupando el lugar en meses.

– ¿Cómo se supone que vamos a entrar?

– Debe haber alguna otra puerta, quizás por atrás o pueden haberla escondido con alguna particularidad. — Los demás solo escuchaban la conversación de ambos pecosos.

– No podemos entrar sin cuidado, primero debem-... — Sintió que alguien la tomaba del hombro, un hombre totalmente ebrio le acercaba su aliento pasado a alcohol.

– ¡Hey! ¿qué tal nena? ven a beber con nosotros. – Ao intentó quitárselo de encima, pero su aliento le daba tanto asco que estaba luchando entre quitarlo y tratar de no respirar. – Que suerte la nuestra encontrarnos a dos mujeres con grandes pechos.

– Suéltala idiota. — El compañero mientras se burlaba, recibió una patada en la entre pierna de la albina que había empezado a forcejear.

Sus amigos estaban armando un escándalo para proteger a las dos féminas de esos tipos e intentando alejar a Ao de uno de ellos. El heterocromático de un jalón sacó a su amiga de las garras del hombre para empezar a caminar.

– Es mejor que nos vayamos por ahora, estamos llamando la atención.

– Lo voy a matar. — Tenía náuseas, definitivamente jamás en su vida tomaría una gota de alcohol.

– Créeme no eres la única, si te hubiera tocado algo que no debía, le hubiese quemado hasta la muerte. — Murmuró con molestia. – No permitiría jamás que alguien te hiciera daño.

– Shoto, gracias. — Acarició levemente su mejilla, mientras esperaban que los que quedaron con los tipos, llegasen a la vuelta de la esquina dónde se habían escondido.

Cuando volvieron a reunirse empezaron a buscar una manera de pasar, las personas no dejaban de recorrer la calle por lo que no podían hacer nada que llamase la atención de nadie, era peligroso y necesitaban una opción segura y efectiva para cumplir con su misión.

– ¿Recuerdan cuando dije que podía haber una puerta atrás? — Asintieron. – Deberíamos revisar, quizás así pasemos desapercibidos.

– Estoy de acuerdo, aunque tengamos poca información, es nuestra única opción.

Se metieron en un callejón muy estrecho que se encontraba a un lado de la bodega, Yaoyorozu y Ao se miraron sus prominentes bustos dudando si lograrían entrar, pero no lo sabrían hasta que entrasen.

Firemind || BNHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora