XXIII.

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 "Pero si me viera a través de tus ojos, tal vez podría encontrar una manera de perdonar todas las mentiras y las cosas estúpidas que digo".
– Alec Benjamin.

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– Respira, si sigues así no te llevaré. — Con su típica voz monótona, habló un mitad albino mientras observaba a su amiga saltar de un lado a otro mientras movía cosas de su habitación.

Hoy era el día en que irían a ver los dos a Todoroki Rei al hospital psiquiátrico, por lo mismo la del piercing decidió ir a la residencia Todoroki para irse directo desde allá.

Pero sus nervios eran tantos que perdió un poco el control de una de sus particularidades, que terminó tomando cualquier cosa que estuviera en su campo de visión y ahora se encontraban flotando encima de ellos.

– Ao. — Decidió nombrarla para que esta vez reaccionara.

No eran de los que faltaban a clases, pero hoy harían una excepción. Luego intentarían inventar una excusa sin que se enterasen de dónde fueron realmente a sus padres.

Pero sabían que no les llamarían la atención si se enteraban de que habían estado juntos, esa idea de que en un futuro querían comprometerlos les ayudaba bastante para hacer lo que quisiesen entre los dos.

– Ay, lo siento mucho. — Cuando volvió en sí, se sorprendió al ver todos los libros de la estantería del chico flotando, incluso el computador estaba ahí. – Me había puesto muy nerviosa y de tanto pensar, no supe bien qué estaba haciendo.

– Si me di cuenta, ¿estás segura que quieres ir?

– Sí, segurísima. — Empezó a devolver las cosas con cuidado en los lugares que correspondían. – Es ahora nada más, después se me irán... espero.

Shoto caminó hasta el mueble en dónde guardaba su ropa, no hace mucho había salido de la ducha así que estaba básicamente en boxers, pero al parecer a la chica no le importaba porque estaba tan nerviosa que ni siquiera se había fijado en ese detalle.

– Deberías salir, me quiero cambiar de ropa. — Ao volteó a verlo sonrojándose tan rápido como divisó su cuerpo.

– ¡¿Q-qué haces así?!

– He estado así desde que entré a la habitación y te encontré aquí en ese estado. — La chica tapó su rostro mientras se levantaba para irse.

– ¡Natsuo! — Escuchó como la ojiceleste  bajaba por las escaleras y después un leve quejido de su hermano venir de la planta baja, seguido de su risa.

Seguramente había querido hacerle una broma a Ugoku, sabiendo que era demasiado vergonzosa respecto a esos temas y a los cuerpos "masculinos" en sí. Ella lo había comentado en uno de los almuerzos que tuvieron juntos durante el fin de semana.

Natsuo a veces era demasiados bromista, habían cosas que nunca se perdían.

Bajó luego de unos minutos encontrándose con Fuyumi sonriendo, Natsuo y Ao habían estado jugando partidas de pulso todo ese rato.

– Dejen de jugar, Ugoku vamos. — Tomó el bolso que su amiga había dejado en uno de los sofás para pasárselo.

Los dos que estaban jugando hicieron un leve puchero para después soltarse y levantarse de la mesa. La pecosa tomó su bolso y el albino su mochila para ir a la Universidad, se despidieron yendo cada uno por lados contrarios.

Firemind || BNHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora