Capitulo 21

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El cabello largo en una pelea da problemas...

Veo a lo lejos a Lena lo que provoca una sonrisa en mi rostro lo que me hace avanzar hacia ella tomándola de los cabellos ganándome un insulto de su parte pero no le hago caso, busco con la mirada a Kimberly y la encuentro hablando con Rebekah se forma animada haciendo que mi sonrisa creciera, arrastró a Lena mientras camino hacia donde esta Kimberly, algunas miradas se detienen en mi pero no me detengo hasta que agarro la larga cabellera de Kimberly.

—Siempre me dijeron que el cabello largo en una pelea da problemas y ahora ya saben porque, Rebekah mi amiga ¿Por que no nos muestras a mi y a las secretarías de mi esposo donde esta la cafetería? Se una buena perra ¿Si? Me gustan tus ojos, los agregaré a mi colección si no te importa —mencionó ganándome una mirada desafiante de parte de ella mientras escuchaba los gritos de las dos perras que las soltara.

—Si jefa, por aquí —me aconseja Rebekah señalando un pasillo que estaba justo enfrente de nosotros.

La sigo escuchando los gritos de las pendejas estas que les dolía o que las podría dejar calvas o que tendría problemas con Ody, si yo a Ody siempre lo he movido con un dedito y el siempre ha estado encantado, como amo a mi niño.

Al llegar a la cafeterias siento a las perras una a cada lado de mi pero Rebekah se encontraba enfrente, ordene un café pero también les dije que me trajeran un jugo de naranja bien frío como en 10 minutos, mi café lo trajeron al instante y justo como me gusta con leche y azúcar pero no gran cantidad de café o me endulzo y eso no me agrada.

Tomo un sorbo de mi café lentamente disfrutando de su rico paladar pero no puedo evitar notar las miradas de algunas personas hacia nosotras, dejo la taza sobre la mesa para luego mirar a mis chicas y de mi blusa saco una pequeña daga.

—Juguemos un hermoso juego, como sabrás querida Rebekah soy esposa de Ody bueno como sabrán las tres porque estuvieron en mi boda ¿Les gusto? A mi no por sus presencias en el día de mi sueños pero lo que más me indigna es que hayan traicionado la confianza mía y de la suegra, las dejamos entrar a nuestras casas, las dejamos trabajar en nuestras empresas creo que lo único que nos falta es darle de comer en la boca a las princesas —sugiero viendo mi daga pero la dejo a un lado de mi café para darle otro sorbo a este.

—¿Que carajos quieres? No te hemos hecho nada —afirma con todas sus fuerzas viéndome justo en la cara literalmente mintiéndome en la cara.

>> Gente lo que más me irrita es que no me gustan las mentiras y está perra se cree con derecho de mentirme <<

—Cuidado Rebekah que luego te crece la nariz como Pinocho y no recibes ningún regalo para navidad, eso es muy malo, ambas sabemos que eres bruja pero resulta que yo soy una de un nivel mal alto, lo que más me molesta es que te hayas burlado en mi cara, digamos la verdad ¿No? Es lo único que nos queda después de tanto cinismo y ese descaro que ustedes tienen —opinó sorbiendo mi café lentamente ganándome una mirada de Rebekah que parece fastidiada por el sonido.

—Habla de una vez —ordena Lena causando mi risa otra que se cree con el derecho de exigirme algo o ordenarme que diga algo. Dejo mi café donde mismo estaba y tomo mi pequeña daga portable bien cómoda para llevar a cualquier lado y muy efectiva.

—Hablemos de el supuesto jugo que la señorita acá le dio a mi marido —señaló a Kimberly con mi daga ocasionando que se pusiera nerviosa de hecho las tres estaban así— No creo que ninguna de estas dos hiciera algo que pusiera a alucinar a un dios, así que eso te deja a ti Rebekah, supongamos que crece tu poder y haces esta poison, supongamos que se la dan a mi marido hermoso y inocente con un propósito porque todo esto fue por un propósito que era que la señorita aquí presente quedara embarazada pero resulta mís amores que ese milagro solo sucede conmigo así que ni por arte de magia sucederá con ustedes, supongamos que hicieron eso y yo las mato, pero es solo suponiendo no sé me asusten princesas —les recomiendo porque estaban sudando a chorros las pendejas mientras que yo solo jugaba con mi hermosa daga dándole giros.

Como una niña le daba giros a la daga hasta que esta se detuvo en la Kimberly mágicamente, tomo la daga y se la entierro en el muslo a Kimberly haciéndola gritar ganando algunas miradas pero la ignoraron al instante cuando me miraron.

—Espero que allá quedado claro, se van de la empresa y no se acerca a mi o a mi familia porque la próxima vez que las vez será en el ojo, ya te dije que querías tus ojos en mi colección pero será para la próxima princesa, espero sea pronto —observo a Rebekah quien mira aterrorizada a Kimberly— Esto es mío —replicó tomando mi daga de su muslo quien no dejaba de sangrar.

—¡Estas loca! —exclama enfadada pero a la vez horrorizada Lena.

—Claro que no, solo hice lo que haría cualquier mujer por su familia, solo que en mi mundo si es legal chao princess —mencionó levantándome de la silla.

—¡Jugó de naranja para Ellinor! —anuncia alguien a lo que miro a todos lados encontrando a una chica con mi jugo.

Voy hacia ella dándole una sonrisa para luego tomar mi jugo de naranja dirigiéndome a la oficina de Ody dejando a esas perras ahí cuidando a Kimberly quien se de sangraba porque es que los brujos son mortales, al llegar a la oficina de mi esposo lo encuentro llorando con la cabeza apoyada en el sofá.

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