• Especial Changlix •

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A Felix se le conocía por ser alguien extremadamente alegre, extrovertido, cariñoso y su mayor virtud, no juzgar a las personas, sin importar que. Quizás esa manera de pensar fue la que terminó llevandolo hacia los brazos de su ex novio. Él de verdad amaba a Changbin, a pesar de todo, y podía estar seguro de que no dejaría de ser así jamás. Si, era un imbécil.

Todo eso paso por la mente del pecoso, al estar frente al causante de todas sus penas, al motivo de todas sus lágrimas, pero también el único que logró hacer latir su corazón tan fuerte que creía que se le saldría del pecho.

Cuando sus ojos y los de Seo se encontraron, sintió que volvía meses atrás, dónde el pelinegro lo miraba con ojos de amor, o eso es lo que le decía. Y no quería eso, no quería sentir nada de eso, debería estar sintiendo rabia, pero no estaba en ninguna parte de su cuerpo.

- Lix...

- No. - cerro sus ojos, queriendo desaparecer de allí. - No me llames así.

Changbin quiso acercarse a el indefenso pecoso. Él estaba conciente de todas y cada una de las cosas por las que hizo pasar al rubio, y cada maldito día se arrepentía de ello. Al dar un paso al frente, inmediatamente el contrario dió uno hacia atrás.

- ¿Porque estas aquí?. - pregunto bajo, el australiano.

- Te juro que no sabía que estabas aquí. - aclaro rápidamente. Él le había prometido que no lo buscaría más, aunque eso lo destrozara por dentro.

- ¿Porque estas aquí?. - repitió, odiando el hecho de que le decepcionará un poco lo el contrario.

- Ming Ra. - dijo, y soltó un suspiro. Después de tanto tiempo de no ver al chico que amaba, el tenerlo frente a él, le tenía algo agitado.

- ¿Que con ella?. - Al rubio le pareció extraño, ¿que tenía que ver la madrastra de Seo en el que el estuviera en el mismo lugar que él.

- Le hago un favor. - no queriendo dar muchos detalles, añadiéndole el hecho de que alguien podría estar oyendolos.

Al pecoso no le complació la respuesta del pelinegro, pero tampoco iba a insistir.

Un silencio se creo entre ambos.

Seo sentía unas enormes ganar de cortar la distancia entre ambos, y fundirlo en un fuerte abrazo, que le transmitiera todo lo que sentía por él en ese momento. Joder, lo último que se imagino, fue encontrarse al pecoso allí. Y sentía que, aún sin hacer nada, lo estaba lastimando.

Lee en su lugar, estaba debatiéndose entre irse, y alejarse del pelinegro, o quedarse y poder mirarlo un poco más, y guardar esa imagen en su memoria. Creía que, sino fuese por sus amigos, aún estaría junto al hombre frente a él, sufriendo en una relación más que tóxica. Le costó mucho haber terminado con el, y de no ser por el coraje que le inyectaron sus amigos, seguirían juntos.

- Tu...porque, ¿Que haces en Corea?. - rompió el largo silencio Seo.

El rubio aterrizó, y volvió a la realidad, en la que estaba frente a Seo Changbin, y estaban teniendo una especie de conversación, y el debía alejarse ahora, o su debilidad por el pelinegro se haría presente una vez más.

- No te importa. - dijo, su voz saliendo tres tonos más bajo de lo normal. - Debo irme. - simplemente se fue, dejando a un pelinegro con la palabra en la boca.

Changbin creía que, a pesar del odio que el menor podría tener hacía él, no había estado tan mal. Pudieron mantener una conversación sin necesidad de que ningún tipo de cristal estuviese esparcido por el suelo, ni lágrimas, o gritos. Una lágrima amarga se formó en su rostro, recordando los buenos momentos que el pecoso le brindo, no sabiendo apreciarlos.

Kill This Love •Minsung•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora