Ambos lo miramos perplejos, luego nos vimos otra vez a los ojos y de vuelta a Bob.Tom se levantó sin perder tiempo y yo hice lo mismo limpiando el polvo de mis pantalones.
—No es lo que piensas, mocoso—escupió Tom fulminándolo con la mirada.
—¿Nuestra sexy niñera está saliendo contigo?
No pude evitar sonrojarme al escuchar que por primera vez que alguien me dijo que era sexy.
Y era un niño de 12 años.
—No estoy saliendo con ella.
—Yo no soy sexy—me defendí cruzándome de brazos.
Ambos me miraron.
Silencio.
—Arhg—me quejé otra vez al sentir mi muñeca palpitante y dolida.
—¿Pero qué te ha pasado?—me preguntó Bob viendo mi herida con asco.
—Intentó matarse—explicó Tom.
—¡Que no! No haría eso—rodé los ojos—, mi muñeca se atascó con un clavo.
—Como sea, ven te la vendaré—indicó el mayor dirigiéndose a la casa/mansión.
—Ya limpié la sangre con mi boca, no es necesario que la vendes.
—¿Sabias que el 17% de la población a nivel nacional sufre infecciones de gravedad por no tratar adecuadamente con heridas tan simples como esa?, a menos que estés vacunada contra el tétanos, claro está—abrí la boca para responder pero Bob volvió a hablar—, y, en casos más graves, se puede sufrir una Fascitis necrotizante. Apuesto a que no lo sabían.
Arqueé mis cejas y abrí ligeramente mi boca, me había dejado realmente sorprendida, lo contrario del cobrizo a mi lado, quien solo lo veía con indiferencia, como si hablara de eso todo el tiempo.
Al menos estaba al cuidado de un niño prodigio.
—Está bien—me rendí—, solo porque no quiero que mi mano tenga nocresis.
—Es necrosis—corrigió el pequeño indignado.
Caminamos por algunos pasillos con Bob pisándonos los talones y parloteando sobre bacterias necrosantes devoradoras de carne hasta llegar a la sala.
—Iré a traer el botiquín—anunció Tom dirigiéndose al baño—y tu dale un vaso de jugo a tu niñera antes de que se desmaye por perder tanta sangre—exageró mirando a Bob, el cual accedió sin rechistar.
—Aquí tienes—musitó extendiéndome el vaso con jugo.
—Gracias—alargué mi brazo bebiendo un poco.
—¿Él es tu hermano mayor?—cuestioné mientras ponía el vaso en la mesita de estar que había en frente del sillón donde estábamos sentados.
—Y el más lindo—escuché decir a Tom mientras se acercaba a nosotros con el botiquín en manos—, creo que ya lo notaste.
No pude evitar ponerme como un tomate.
Hizo una seña para que le diera mi mano, obedecí sin despegar la vista de mis piernas.
Puso algo parecido a alcohol pero más viscoso, ardía como el infierno, quité mi mano por instinto y empecé a soplármela para quitar el ardor.
—No es para tanto, este desinfectante te quita el 99% de bacterias que hay en tu mano, deberías agradecerme—explicó con una voz ronca.
Me limite a rodar los ojos y darle mi mano, terminó sus «labores de médico» con mi herida y se levantó del sillón.
—¡Tom!—el pequeño demonio que me había encerrado en el sótano bajó las escaleras corriendo para abrazar a su hermano.
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Del Amor a la Fama.
RomanceMe limpié las lágrimas y decidí enfrentarlo. -Soy yo o todo tu show, tú decides. Anne necesitaba urgentemente un nuevo empleo para terminar de pagar sus estudios, pero jamás pensó que cuidar a unos mocosos le llevaría a tener un...