Giré en mi cama durmiendo plácidamente, cuando el horrible y molestoso pitido de un silbato sonó justo en mi oído haciéndome despertar de un salto.
—¡Levántate ya, Campbell¡ ¡Mueve ese trasero inútil de aquí!
Esa voz gruesa y cansada no podría haber sido de alguien más que Tyler; mi viejo amigo, entrenador y a quien consideraba mi familia. No lo había visto en casi seis meses, pero estaba seguro que seguía siendo el mismo Ty. Terminé de despertar correctamente y pude verlo bien; algunos cabellos blancos comenzaban a notarse en su melena negra y unos leves surcos se marcaban cuando sonreía.
Salté de la cama y fui a darle un abrazo.
—¡Tyler!
—Mucho amor, Legsbell—se separó de mí e hizo un saludo militar, respondí el saludo con la cabeza en alto—. Ponte algo cómodo, te espero abajo, necesito hablar contigo.
Su voz parecía nerviosa y algo triste.
—¿Pasa algo?—inquirí.
—Te lo explicaré abajo, date prisa—dicho esto, me pellizcó una nalga y dio media vuelta para salir de mi habitación.
Mi habitación.
—Espera... ¿cómo carajos entraste a mi casa?.
Su risa áspera inundó mi recámara.
—¿Sabías que podías sobornar a tus guardias con un pase para un burdel? Además, me diste unas copias de tus llaves.
Reí negando con la cabeza.
—Definitivamente despediré a esos bastardos.
Tomé ropa deportiva y entré al baño.
Si Tyler me había visitado, definitivamente algo importante estaba pasando, talvez había venido porque necesitaba algún favor mío, o quién sabe, incluso algún consejo. O tal vez otra vez había peleado con su novia y necesitaba una estadía. Pero él me había llamado Legsbell, y solo utilizaba ese apodo en los torneos.
Los torneos.
Una mezcla de adrenalina y euforia se adueñó de mí mientras enjabonaba mi cuerpo, un escalofrío recorrió mi columna al recordar todo lo que viví hace un par de años. Volver al ring era algo que tarde o temprano volvería a pasar, y volver a usar una máscara, escapar de las cámaras, entrenar horas y horas sacrificando mi salud con los golpes y las contusiones no era algo muy agradable que digamos, pero amaba hacerlo cuando la recompensa era tan satisfactoria como la de esa temporada.Una vez que terminé de arreglarme, bajé las escaleras para encontrarme a Ty en la barra de la cocina, con los codos apoyados en esta y los ojos clavados en la nevera.
—Entonces...—saltó de su lugar al oír mi voz.
—Mierda, puto crío—de ahí salían la mayoría de mis insultos—, me diste un susto—se llevó una mano al pecho dramáticamente.
Me senté en un taburete al otro lado de la barra de la cocina quedando frente a él.
—Te escucho.
—Está bien, Tom, mhm... pasó mucho tiempo desde que solíamos hacer de las nuestras, ¿recuerdas? Nos salíamos con la nuestra cada que queríamos y...—bufé al oír todo lo que decía, estaba colmando mi paciencia.
Los nervios y la incertidumbre me carcomían por dentro y lo último que necesitaba era que le diera más vueltas a esto.
—Al grano, Tyler.
—Cuando volvía a mi casa hace un par de noches, unos tipos me acorralaron en un callejón y me dieron una paliza diciéndome que venían de parte de Roco, y que el tiempo que me quedaba para pagarle se estaba acabando, y me da mucha vergüenza decírtelo, pero...

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Del Amor a la Fama.
RomanceMe limpié las lágrimas y decidí enfrentarlo. -Soy yo o todo tu show, tú decides. Anne necesitaba urgentemente un nuevo empleo para terminar de pagar sus estudios, pero jamás pensó que cuidar a unos mocosos le llevaría a tener un...