Movía mi cabeza de mi libro a la computadora, tenía las manos ocupadas escribiendo y mi cuello torcido mientras bebía limonada con una pajita.
—Eso te pasa por estar hasta la madrugada en una colina—recriminó el castaño a un lado mientras leía una revista tranquilamente.
No le respondí porque tenía razón, hubiese aprovechado todo aquel tiempo en los trabajos, aunque no me arrepentía en lo absoluto; la velada con Tom fue fantástica, volví en la madrugada en un estado lánguido; entre enamorada y somnolienta. Espabilé mis recuerdos y puse toda mi concentración en el último trabajo. Pasé días diseñando minuciosamente la portada de una revista y una propaganda de perfumes, con suerte, en menos de lo que esperaba, estaría recibiendo mi diploma y graduándome. Mamá estaría orgullosa.
Apagué la computadora y dejé el vaso sobre la mesa de la sala. Estiré los brazos y cerré mis ojos bostezando.
—Hay malas noticias—dramatizó Jack irguiéndose en su lugar.
—¿Qué pasó?
—Legsbell ya tiene novia y no soy yo, mira.
Mi piel de erizó ante el seudónimo de Tom. Tomé su teléfono y en la pantalla se veía un video de él y yo saliendo del edificio y caminando con nuestros rostros cubiertos y agachados hasta su auto. Le devolví el teléfono fingiendo molestia.
—Tal vez sea una estilista o algo así.
—Una estilista que lo acompaña hasta su auto, qué amable—rodó los ojos—. Seguro es una de esas ofrecidas que los buscan solo por su fama.
No pude evitar sentirme ofendida, llevé el vaso a mi boca y bebí un sorbo de limonada. Pensé en los cientos de fanáticos y fanáticas que debían estar diciendo lo mismo. Al menos aún nadie, además de Tyler y yo, sabíamos el luchador más cotizado y enigmático era Tom. Había días en que yo también dudaba.
—Hoy comienza el show—mencioné—, ¿crees que gane otra vez?
Jack miraba sus uñas esmaltadas, ladeó su rostro, extendió los dedos y admiró una vez más sus uñas. Levantó su cabeza y abrió sus brazos como diciendo «¿no es obvio?».
El resto de nuestra mañana se pasó así, yo estudiando, Jack, tan inquieto como siempre, pasándose de un lado a otro, parloteando sobre tintes de cabello y depilado de cejas, y si ya no tenía algún argumento sobre belleza o estética, cambiaba el tema a Fight and Win, lo que naturalmente hacía que mi piel se erizara. Ya no sabía de qué manera evadir el tema, éramos fans de ese show con locura, nos juntábamos los sábados por la noche a admirar los cuerpos esculpidos de los luchadores, apostábamos e incluso intentábamos imitarlos, lo cual, siendo sincera, nos trajo muchas disputas.
—Invité a la odiosa de tu amiga Jasmine para ver el show esta noche.
Mierda.
Con las miles de cosas que tenía en la cabeza, había olvidado por completo que le prometí a Tom que iría a apoyarlo en la noche. Jack seguro no me hablaría en siglos si faltaba esta noche. Pero era una noche muy especial e importante para Tom.
—Jack, si te confieso algo, no se lo dirías a nadie, ¿cierto?
—Estás embarazada—afirmó con seguridad—. Lo sospechaba.
Le lancé un cojín.
—Claro que no—sacudí la cabeza—. Es algo serio, necesito que seas totalmente discreto.
Hizo el ademán de cerrar la boca con un cierre y su semblante se tornó serio. Suspiré. Prometí que no se lo diría ni a mi sombra, pero dadas las circunstancias, era necesario.
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Del Amor a la Fama.
RomanceMe limpié las lágrimas y decidí enfrentarlo. -Soy yo o todo tu show, tú decides. Anne necesitaba urgentemente un nuevo empleo para terminar de pagar sus estudios, pero jamás pensó que cuidar a unos mocosos le llevaría a tener un...