11.Incómodo

3.4K 258 48
                                        


Asentí con la cabeza como un saludo, esa niña traería problemas, lo sabía.

—Bien, nos tenemos que ir. Las llaves del auto están en la mesa del comedor, por si quieren salir o algo ¡Diviertanse!—gritó Miriam desde su lujosa puerta, y antes que que pudiese contestar, se fue.

¿Como pueden tener tanta confianza conmigo hasta para darme el auto?

Si yo tuviera una niñera en mi casa pondría cámaras por todas partes e incluso le pondría...

—Así que serás mi niñera, ¿eh?—Catalina se sentó en el sofá y cruzó las piernas, interrumpiendo mis pensamientos psicopatas.

—Si y tu serás la niña a la que cuido—conocía cómo lidiar con esa clase de niñas.

—No soy una niña—cruzó los brazos y puso los ojos en blanco.

—¿En serio? ¿Cuantos años tienes?

—12.

—Entonces te subestimé con lo de niña.

Recibí una sonrisa suya; el sarcasmo era mi mejor arma.

—Y ¿cuál es tu nombre?—no comprendía si su voz era fingida o simplemente era tan aguda.

—Soy Anne.

—Me puedes decir Cat—sonrió mostrando unos dientes perfectos que iban a juego con los pendientes blancos que llevaba.

—Está bien Cat, ¿sabes dónde están tus inquietos primos?

—Creo que están arriba, aún no saben que llegué—sus ojos brillaban, tramaba algo, y se podía notar.

—Subiré para ver que hacen—me levanté del sofá dejando mis cosas en la mesita de estar.

Subí las escaleras, rezando para que esa noche no fuese otro martirio, todo olía a canela y manzana y eso hacía que me relajara.

Llegué al cuarto de Bob, toqué la puerta y entré a su habitación ordenada y pulcra, él estaba sentado en su escritorio leyendo.

—¿Interrumpo algo?- pregunté sentándome en la orilla de la cama, la verdad no me importaba si irrumpia algo.

—La verdad es que no. ¿Qué tienes planeado para hoy?.

—No lo sé. ¿Tienes alguna idea?.

—Pues... Matt tiene un partido de fútbol de la escuela hoy—se encogió de hombros—, y me apetece mucho asistir.

Juro que hice todo lo posible por no reirme de las palabras que utilizaba.

—Y, ¿sabes dónde jugará?—no me interesaba, en realidad, en esos momentos sólo quería saber sobre su sexy hermano.

—Si, debutará en el complejo deportivo de la calle Rosses.

Conocía ese complejo deportivo como la palma de mi mano, cuando era niña solía ir a nadar y algunas veces dar clases de natación en verano a niños realmente exasperantes que sus madres seguramente dejaban para liberarse de ellos. Amaba nadar e incluso gané algunas competencias, mis hermanos y yo siempre compartíamos para ver quien era el más rápido y quien se clavaba de la taquilla más alta.

—Entonces iremos—afirmé, feliz por haber revivido momentos hermosos de mi infancia en mi mente.

Me moría por volver a ver el lugar donde pasé los momentos más felices de mi semi-adolescencia intentando ahogar a mis amigos, después de casi cinco años de no ir.

—Muchas gracias, Anne—musitó mostrando una pequeña sonrisa de labios cerrados. Le guiñé un ojo y me levanté de su cama para retirarme de su tétrico cuarto.

Del Amor a la Fama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora