45. Del amor a la Fama

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Antes, vayan a leer el capítulo anterior 😭 casi nadie lo leyó ptm. Ahora si:

Capítulo final.

Tom.

Fueron como siete días seguidos en los que busqué a ese hombre hasta por debajo de las piedras. ¿Por qué? Sinceramente, diría que fue más que todo por curiosidad, y porque si deseaba formalizar una familia con la mujer de mi vida, al menos debía conocer a su padre.

Sabía que era dentista, pero no tenía ni idea de si trabajaba en alguna clínica, hospital o consultorio propio. Así que le pedí a Tyler que hablara con Ernesto para que moviera sus contactos y averiguara lo más antes posible sobre algún «Doctor Johnson» en todos los servicios de odontología. Por otro lado, en ese lapso de tiempo, yo salí de las grabaciones entre los descansos para cumplir mi otro objetivo; buscar un anillo y planear el momento perfecto para proponerle matrimonio a Anne.

Encargué un anillo de Tiffany & Co. que me costó demasiado encontrar y hacer que el envío fuera discreto. También creé la situación perfecta para pedirle matrimonio y que fuera la propuesta del año.

Supe desde la primera vez que me dijo «te amo, narcisista cursi» que iba a quererla por el resto de mi vida. Antes de ella, yo le temía al compromiso; quiero decir, era un alma libre, estar amarrado a alguien simplemente no iba conmigo. Pero con ella era diferente. Era como si el tiempo se detuviera cada vez que pasaba tiempo con ella. Sentía paz cuando estábamos juntos. Mi corazón latía con fuerza cuando Anne me sonreía arrugando las esquinas de sus ojos. Quería que estuviéramos juntos casa segundo. Tal vez para los demás no era la chica más sexy que cumplía con todos los estándares de belleza impuestos, pero para mi era lo mejor que existía en el mundo; su carácter, su forma de ser, su belleza.

Éramos el dúo dinamita. El carismático y la explosiva. Sol y Luna. Frío y calor. Piscis y virgo. Ella era mía y yo era completamente suyo. Nos necesitábamos y nos complementábamos. Yo necesitaba un poco de orden en mi vida y ella necesitaba soñar más allá de su realidad.

Le pagué a un tipo que se encargó de espiar de cerca los pasos de Mathias Johnson y, cuando por fin pude obtener la información que necesitaba, le pedí a mi chofer una tarde que me llevara hasta el edificio donde me aseguró que vivía. Primero pensé que sería buena idea pedir una cita para un tratamiento de conductos, pero Tyler me dijo que sería poco oportuno hacerlo, amenos que quisiera que la prensa se enterara. Así que le dije a mi chofer que me llevara y me presenté con ropa que me hizo sentir desapercibido en el piso 15 del edificio y toqué el timbre. Pasaron unos desesperantes minutos hasta que abrieron la puerta.

—¿Buenas tardes?—saludó un hombre, un poco desconfiado.

Ojos grandes, pómulos marcados y una barbilla partida que resaltaban un rostro imberbe. Era muy parecido a Anne. Mucho.

—Buenas tardes, señor Johnson—me quité los lentes de sol y le sonreí. Fue cuando se dio cuenta de quien era. Se quedó unos segundos pasmado. Le ofrecí mi mano—. Es un gusto.

—¿Legsbell?—la estrechó en un apretón titubeante.

Asentí.

—¿Podemos hablar en un lugar más cómodo?

Había reprimido las ganas de llamarlo «suegro».

Del Amor a la Fama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora