ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 1

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            Thylane Blondeau as Atenas

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            Thylane Blondeau as Atenas.


Y si... Soy yo, la delincuente más buscada de Europa, no es por sentirme superior o algo, pero me gusta que esto sea así... Ser delincuente, ladrona, asesina... Todo eso me enorgullece y Andrés me lo repite todos los días... Este hombre ya es un caso aparte y todo un magnate.

Me llamo Channel Lassare, soy de Francia, tengo 24 años y a mí corta edad tengo más dinero que las khardhasian.

- Atenas... Vamos coño. - Me llamo Andrés mientras corría por los grandes pasillos de los Campos Elíseos, salimos por la puerta trasera y ahora sí me acerqué a mi amigo.

- Andres, ha de decir que nos hemos lucido.- Dije dándole un apretón de manos.

- Ma petite, nosotros siempre nos lucimos. - Solté una carcajada y subí al helicóptero que tenía enfrente. Una vez que esté despegó yo suspiré.

- Bebé por más años a tu lado. - Este soltó una carcajada y llamo a la azafata.

- Dos copas de champagne, esto debe ser celebrado. - Le guiño un ojo a la azafata y cuando está paso por delante suyo Andrés le dio una nalgada.

- Hermanito, esto me parece muy poco quiero otro atraco, pero este más intenso, histórico.... ¡Único! - Grité con felicidad la última palabra.

- Pues mon amour ¿Te gustaría participar en el primer atraco que dejará marca en la historia de la humanidad? - Cuando mencionó esa frase sentí mis ojos brillar.

- Amore mio, mi piacerebbe  (Mi amor, me encantaría)

- Entonces bienvenida señorita Lassare a un nuevo atraco con este encantador hombre. - Me dijo levantándose y dándome un abrazo yo sé lo devolví y le di un beso en el moflete, Andrés es como el hermano que nunca tuve, y sin el todo esto sería una mierda, ¿Por qué digo que es como mi hermano? Simple, yo nunca conocí a mis verdaderos padres, los cabrones me abandonaron a mis tres horas de vida... Siempre vivi en orfanatos, de uno a otro, hasta que Andrés me salvó de esa mierda de vida y me trato como su hermana, desde allí nos volvimos inseparables, con el paso del tiempo, cuando crecí empecé a ayudarle en algunos atracos, hasta que me enamoré del mundo ilegal y empezé a hacer más atracos, hasta conseguir el de los Campos Elíseos y volverme un atracador profesional, tal y como dijo Berlín hace unas horas.

- Piccola, descansa que aún queda tiempo para llegar. - Asentí con la cabeza y puse mi cabeza encima de sus rodillas, mientras, él me acariciaba el pelo, sonreí ya que eso era lo que más me relajaba.

Mi Plan No Era Enamorarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora