ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 10

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ATENAS POV

- Atenas hay que preguntar a lo rehenes si necesitan medicamentos. - Me dijo Berlín.

- Pregúntalo tu, a mí me toca la cura. - Le dejé con la palabra en la boca y fui a buscar a Denver.

- Río ¿Has visto a Denver?

- No, pero tía ¿Tú y Denver estáis juntos? No sé cómo ayer te estaba tocando el pelo y el culo, de una forma cariñosa.

- No Río somos como hermanos yo no estoy con nadie. - Y era verdad Nairobi había cortado conmigo. - Y dime qué tú y Tokyo estáis juntos.

- Tanto se nota. - Dijo sonriendo, me encanta su sonrisa es super cute.

- Si, Porque no creo que Tokyo se ponga a saltar encima de su cama a las tres de la mañana y tampoco creo que tenga un póster tuyo al cual le diga mientras se masturba Ohh Río, sigue, Mmm sigue. - Dije recordando sus palabras.

- Anda cállate, tira. - Solté una carcajada y fui a buscar a Denver.

- ¡¡Denver!! - Grité con todas mis fuerzas y a los pocos minutos se escucho un.

- ¡¡Que coño quieres pesa'!!

- Ven aquí. - Después de esperar apareció Denver con el botiquín.

- Pa' que coño me preguntas que quiero si ya lo sabes.

- Calla y date la vuelta que me estoy meando.

- Calli y diti la vuelti qui mi istoy miandi. -Se puso a reírse y de pronto me contagio la risa, los dos parecíamos dos focas retrasadas pero ahora eso no me importaba.

- Pero qué pasa aquí, que vuestra risa se escucha hasta los baños. - Entro Tokyo con una cara confusa y a los segundos se escucho oinc seguido de la risa de Denver y se nos unió Tokyo, estábamos todos tirados en el suelo, ya que no podíamos estar de pie y cuando lo intentabamos nos caíamos y más nos reíamos.

- Ya, n-no p-puedo m-más. -Dijo Tokyo suspirando.

- Y-yo t-tampoco. - Después de unos minutos nuestra risa cesó y ahora sí me curo la herida.

- Tu no querías mear pues tira.

- Si, me voy no me eches de menos enana.

- Más quisieras tu. - Me senté en el suelo y suspiré, estoy muy cansada, física y mentalmente.

- Atenas recoger las medicinas vamos. - Me llamo Helsinki, me levanté, cogí mi rifle y baje las escaleras, al llegar estaban algunos rehenes con armas falsas y entre ellos Nairobi y Tokyo me puse alado de Berlín y grité.

- ¡Caretas puestas ya! ¡Armas en mano! ¡Abran puertas!

Todo había salido bien, Denver cogió las medicinas y subió las escaleras para repartirlas.

Me acerqué a Oslo y Helsinki y les di un abrazo a cada uno.

- Atena estar muy sensible. - Dijo enmedio del abrazo. - Yo repetir ¿Pasa algo?

- Os voy a hechar de menos eso es todo.

- Señorita Atenas. - Mire a los rehenes y quién me llamaba era Agnés.

- ¿Si? - Dije acercándome a ella.

- Necesito ir al baño, me siento mal.

- Levantate. - Al llegar al baño se dio la vuelta y se quedó mirándome.

Mi Plan No Era Enamorarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora