Capítulo 23; "The Truth of The Mision"

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El rubio corrió por todos los pasillos del hospital, buscando por cada letrero en las puertas el nombre de su querida tía. ¿Cómo había sido capaz Kakashi de herirla? Creía que ellos dos eran amigos... Incluso amantes. Con aquello estaba más que claro que su sensei no sería capaz de amar a su tía y ahora más que nunca se aseguraría de protegerla.

Sus ojos azules se centraron en el letrero que buscaba. Nervioso y angustiado tomó el pomo de la puerta para girarlo y entrar con cuidado a la habitación. La pieza estaba con muy poca iluminación, tanto que tuvo que forzar la vista para ver a su tía. Ahí estaba, recostada, mirando el techo de la habitación, como si fuera lo más interesante del lugar.

— Nana —susurró Naruto, llamando la atención de Nashiro. La ceniza volteó a verle lentamente y una pequeña sonrisa se formó en su rostro. El rubio caminó hasta ella a paso rápido y se inclino para verla a detalle — ¿es cierto lo que Kakashi-sensei me dijo? ¿Él intentó matarte..? —parecía que lloraría en cualquier momento el pobre adolescente.

Nashiro le vio enternecida y acarició los cabellos despeinados de su sobrino.

— Él te salvó a ti y a Konoha de una verdadera catástrofe.—la voz de Nashiro salió en un suave tono mientas que sus ojos miraban con atención a Naruto.

— ¡Pero iba a asesinarte! ¿Qué ocurrió, Nana-chan? Explícamelo todo. —le pide con algo de frustración en sus palabras el ojiazul.

La chica lució pensativa.

— ¿Por dónde empezar, Naruto? Es una historia muy larga, creo que te quedaras dormido recién empiece. —pellizcó su mejilla gentilmente a lo que se vio molesto.

— No será así, por favor. Cuéntamelo todo.

Nashiro Tayori.

Naruto parpadeó un par de veces, tras haberle resumido todo lo que él me había pedido que le contara.

— ¿Entonces eres un jinchuriki? —su ceño se frunció.

— No exactamente. —contesté y sus finos labios se fruncen también— No hay ningún Bijuu dentro de mi, tengo el poder y la facultad de manipular a los seres que poseen los jinchuriki.—le sonreí de lado y la boca de Naruto se entreabre.

— Eso es genial... Pero también algo intimidante. Puedes destruir las naciones que tú quieras con el manejo de todos esos Bijuu. No creo que sea buena idea que todo el mundo lo sepa... Ya sabes, puedes ser algún blanco de Akatsuki. —su rostro se ve preocupado.

— No te preocupes por eso, Naruto. —le sonreí con seguridad —Solo gente de confianza lo sabe...

Mis palabras quedaron en el aire cuando la puerta de mi habitación se abre, dejando a la vista a una enfermera.

— Traigo unas flores que han dejado para usted, Nashiro-san. —avisó la chica sonriente y yo le devolví el gesto.

— ¿Quién las envió? —me atreví a preguntar algo curiosa.

La enfermera acomodó unos lindos girasoles en un florero.

— Lo siento, pero no han dejado ninguna etiqueta, solo el destinatario. —me ve con una mueca después de haberlas dejado en su lugar— Por cierto, venían hatados en un listón rojo con dos cascabeles. —por inercia llevé mi mano al mechón de cabello donde usualmente vestía aquella protección. No los traía puestos— Los he dejado en la mesita de noche, por si le interesa.

Bueno, esto era algo perturbador. Probablemente alguien los había encontrado en alguna parte, por ejemplo en el bosque y para ser más precisos en el lago en el que estuve anoche.

cursed; Kakashi Hatake [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora