Ahora Nadie Sabe Nada

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“今、誰も何も知りません”

Desde su habitación hasta la sala de espera podía percibirse una sensación extrema de tristeza. El estaba ahí mirando desde las sombras la expresión seria y angustiada de su padre. ¿Dónde estaba ese viejo para no haber podido socorrer a su madre? Sus dientes rechinaban y sus manos estaban cerradas en puños, quería salir y reprocharle la situación por la que su mamá lidiaba en estos momentos.

Quizás, si él hubiera estado con ella nada de esto sería parte de su realidad.

Sakura en compañía de Tsunade se aproximaron a lo que anteriormente había cumplido con su trabajo como Hokage y por juzgar la expresión que mantenían en sus caras, sabían que no escucharía alguna noticia positiva. Se levantó del asiento en el que se encontraba sentando, sin estar preparado mentalmente de lo que alguna de las dos mujeres le diría.

— Nashiro se encuentra bien... —fue lo primero que salió por los rojizos labios de la rubia, calmando ligeramente al peligris. Hubo un corto silencio, después la Quinta colocó su mano sobre el hombro del Hatake — pero el bebé no, lo siento, Kakashi. Tuvimos que intervenir con una cesárea de emergencia, murió cinco minutos después de haber sido extraído.

El Sexto paso saliva con dificultad, mantuvo su postura y un gesticulación inexpresiva, mientras que internamente sentía como su corazón se rompía. Por otro lado un jadeo de sospresa y conmoción escapó por los labios del heterocromático. Con rabia borró una lagrima que había rodado traviesamente por su rostro. Nashiro tenía ocho meses de embarazo, ocho meses llenos de ilusión y anhelo que fueron injustamente arrebatados.

— Necesito verla. —murmuró en petición Kakashi.

Sus piernas temblaban a medida que se iba aproximando hacia la habitación donde se encontraba la Tayori recuperándose y su pecho se comprimió cuando cruzó la puerta de la pieza. Ahí estaba ella, con sus párpados hinchados y su nariz irritada, su mirada aceitunada perdida en sus manos. El Hatake cerró la puerta detrás de él, pero ni siquiera el sonido indicando que su esposo estaba haciéndole compañía logró acaparar su atención. Sintiendo como su alma escapaba por su boca se encaminó lentamente hacia la cama donde reposaba la albina, repitiéndose mentalmente que lo ocurrido había sido su culpa, si tan solo el hubiera estado con ella para protegerla, ¿que importancia tenían los niños de la academia?

— Lo siento mucho, Shiro —salió apenas audible por los finos labios del peligris al posar una mano sobre la temblorosa espalda de su esposa. Sorbiendo de su nariz llevó su mirada completamente rota hacia Kakashi, donde contempló el dolor y la culpa que abrumaba al peligris.

Llegué a creer que jamás volveríamos a perder a un hijo más. —titubeó al hablar — ¿que culpa tenía él, Kakashi? Hubiera preferido mil veces ser yo, que el indefenso bebé que estaba por nacer. —los delgados dedos de Nashiro se aferraron fuertemente en las sábanas que cubrían su cuerpo, mientras nuevamente su rostro se inundaba de lágrimas y un incontrolable sollozo escapaba desde su garganta.

El peligris sintiendo la pena más grande que podía existir dentro de este mundo deslizó su mano que se encontraba reposando sobre la espalda de Nashiro hasta la parte trasera de su cabeza, depositando suaves caricias en sus delgados cabellos blancos.

— No digas eso, Nashiro. Shinobu y yo te necesitamos. —murmuró con pesadez Kakashi, agachándose en la altura en la que la Tayori se encontraba sentada sobre la cama.

«Yo también te necesito, mamá»

Pensó Obito sin dejar de verlos desde las sombras.

cursed; Kakashi Hatake [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora