Capítulo 4

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Tenía el mensaje listo para enviar. Lo había leído decenas de veces para asegurarse de que las palabras que había seleccionado eran las correctas. Incluso, había corroborado más de la cuenta su ortografía: sabía que su ex novia odiaba los errores y él de vez en cuando cometía alguno.

Sentía ganas de vomitar y reír a la vez. Lo había pensado mucho. Para él, el tiempo que había pasado desde su ruptura era suficiente y creía que lo mismo le sucedía a ella. Sin embargo, su consciencia le remarcaba lo egoísta de su accionar.

En primer lugar, no tenía excusas para hablarle, ni si quiera un tema de conversación. Era un capricho que se le había metido en la cabeza luego de pensar en ella dos días. Si tan sólo se hubiera imaginado lo que ella había llorado por él...Pero allí estaba, con el mensaje a punto de salir.

En segundo lugar, creía que podían mantener una conversación adulta: hablar de lo académico, profesional, ponerse al día y hasta reirse un poco juntos. Habían sido almas gemelas durante mucho tiempo; estaba seguro de que eso seguía intacto.

En tercer lugar, consideraba que Mariana ya estaba en pareja con alguien más; que lo había superado definitivamente. 

A Juan Pedro se le presentó una situación que de alguna manera lo dejaba entre la espada y la pared: tenía que elegir entre saciar su necesidad caprichosa o bien, cuidar a quien había destrozado.

En la balanza pesó más su egoísmo y finalmente, le envió el mensaje.

(***)

Cuando aquel "escribiendo..." le apareció en la pantalla, sintió que iba a  caerse. Su corazón latía tan fuerte y rápido que parecía que viajaba por todo su cuerpo; lo sentía en las muñecas, las orejas, el pecho, el cuello.

 La adrenalina ni si quiera tuvo que pelear para ser la protagonista de la noche.  Ya tenía el cuerpo caliente debido al alcohol, y ahora sentía que sus mejillas iban a explotar. Le quemaba cada centímetro de piel que recubría su anatomía.

Sin pensarlo, tiró su celular sobre la cama, como si aquel aparato tecnológico estuviera hecho de fuego. Le temblaban las piernas y si su corazón latía una vez más por segundo no lo iba a soportar, por eso decidió sentarse en el piso de la habitación, a un costado del colchón donde había estado acostada.

Miraba el teléfono como si este tuviera la culpa de lo que acababa de suceder. Estaba abrumada, no entendía absolutamente nada. ¿Cómo podía suceder esto? ¿Justo cuando ella quería escribirle él lo hacía primero? ¿Hasta en eso salía victorioso?

En ese instante, le dirigió una mirada llena de lágrimas y rabia al oscuro cielo que se asomaba por la ventana. -Quiero ser feliz, ¿por qué no puedo avanzar? - pensó para sus adentros mientras contemplaba la inmensidad del universo.

La respuesta llegó en cuestión de segundos. Aquella energía eléctrica que amenazaba con desatar un ataque de ansiedad, se convirtió en la fuente de enojo que necesitaba para responder el mensaje. Juan Pedro ya le había robado suficiente tiempo a lo largo de aquellos dos años como para darle el gusto. Él era la razón por la que no podía seguir.

El alcohol era su amigo y enemigo a la vez. Estaba desinhibida, borracha y con el corazón roto. De aquella combinación solo podía salir algo negativo o en su defecto, una gran cantidad de cosas que tenía guardadas y nunca había tenido la oportunidad de decir.

 Si bien aquella tarde primaveral en la que le había puesto fin a su relación había terminado bien, luego él se había comportado pésimo.

Se habían jurado amor eterno durante cuatro años y a los tres meses del corte, Juan Pedro le había hecho saber que estaba saliendo con alguien más. Una noche, Mariana le había pedido volver a verse; estaba pasada de copas y lo único que necesitaba era un abrazo de su ex, aunque hubiera sido él la razón por la cual estaba rota.

 -¿Qué? Vos no estas con otro? - fue la respuesta que recibió de su parte. 

Aquel recuerdo la levantó del suelo y toda la fuerza que no había tenido durante dos años, la tomó por sorpresa. 

[3/5 23:25] El innofrable: Hola La, soy yo, JuanPe. Perdón por escribirte, pero estos días estuve pensando en vos, nosé por qué. ¿Cómo estas? Espero que no te moleste esto. Podes no responder. Un beso.

[3/5 23:30] Mariana Espósito: ¿Cómo te da la cara para volver a escribirme así como si nada?

[3/5 23:30] El innofrable: Wow... no pensé que me ibas a responder. Perdón por hablarte, es que quería saber como estabas después de tanto tiempo

[3/5 23:31] Mariana Espósito: Estoy siguiendo con mi vida como puedo y agradecería que me dejes hacerlo, como te pedí la última vez que hablamos

[3/5 23:31] Mariana Espósito: No entiendo por qué volviste  a escribirme

[3/5 23:31] Mariana Espósito: Fui muy clara cuando te dije que no quería volver a saber nada de vos


En ese instante, Juan Pedro se dio cuenta de cuán mala había sido su idea.  No sabía que responder. Creyó que la herida había sanado y por eso el impulso le ganó. En realidad, había sanado, pero no en ella.


[3/5 23:33] Mariana Espósito: Juan Pedro, me podes responder? Por qué me hablaste?

[3/5 23:35] El innofrable: Perdoname La, no era mi intención hacerte mal con esto. Hace unos días empecé a pensar en vos otra vez y me ganaron las ganas de hablarte

[3/5 23:35] El innofrable: Esa es la única razón que tengo

[3/5 23:36] El innofrable: Pero ahora entiendo que me equivoqué, te dejo tranquila


Mariana estaba débil. No sabía si se sentía más mareada por la combinación de cerveza y nicotina o por la conversación. Juan Pedro había vuelto a su vida por medio de una noticia inesperada; luego se había instalado en su cabeza y ahora, tenía mensajes suyos. No le bastaba con eso, sino que también creía que podía empezar y terminar la conversación a su antojo. Le había hablado para saber como estaba y ahora la "quería dejar tranquila".


¿Acaso no la conocía lo suficiente cómo para saber que esta conversación iba a provocar en ella todo menos tranquilidad?

[3/5 23:37] Mariana Espósito: No podes manejar las conversaciones y personas a tu antojo. Esta conversación no termina acá porque "me queres dejar tranquila"

[3/5 23:37] Mariana Espósito: La verdad es que tuve un fin de semana de mierda por tu culpa y ni si quiera podrías haberte enterado de eso. Pero me hablaste, así que de alguna manera se ve que te llamé

[3/5 23:37] Mariana Espósito: No puedo creer que tenes el tupé de escribirme y después decirme que me dejas tranquila.

[3/5 23:37] Mariana Espósito: ¿Quién te pensas que sos para decidir cuándo termina la conversación? ¿Por qué no te conteste como esperabas ahora no la queres tener mas? No cambiás más

[3/5 23:37] Mariana Espósito: Sos un cagón






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