Capítulo 11

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Lo único que iluminaba la habitación de Mariana era su celular. Estaba en total oscuridad y no le molestaba en lo más mínimo.

Luego de conversar un rato con sus compañeras y amigas, había decidido tomarse un taxi hasta su casa para llegar lo más rápido posible. Necesitaba estar solo con su cabeza y claro, con Juan Pedro a través de Whatsapp.

Antes de subirse al vehículo que la dejaría en su departamento, corrió a Fátima a un costado y en cinco minutos le explicó su situación. Su amiga la miraba con las cejas levantadas en señal de sorpresa, pero también con ojos de preocupación.

Fátima había acompañado a Mariana desde el día en que su ex la dejó. La había visto dejar de comer, de estudiar, de dormir y hasta de bañarse. La había sostenido en los momentos más difíciles y tenía miedo de que Juan Pedro volviera a salirse con la suya. Ella creía que todos merecían una segunda oportunidad, pero para que está fuera concedida, el arrepentimiento de aquella persona debía notarse a mil kilómetros.

Conocía a Juan Pedro a través de la relación que había tenido con su amiga y le parecía un buen chico. Pero también, sostenía que la manera en la que la dejó fue asquerosa.

Fátima, por el breve relato que Mariana le había hecho durante los últimos dos días, no sabía las intenciones de Juan Pedro. Por eso tenía tanto miedo por su amiga. Porque a pesar de que él le remarcara que no tenía intenciones, Mariana iba a caer.

Escuchaba atentamente el breve racconto de Mariana y cuando finalizó, solo le dijo que jamás iba a juzgarla, pero que tuviera cuidado. Aún había detalles que no conocía, pero no confiaba en Juan Pedro.

Apenas ingresó a su hogar, Mariana tiró todas sus pertenencias en el sillón y corrió directo a su habitación. No adeudaba trabajos prácticos, por lo que tenía toda la noche libre para hablar con su ex.

Se sentía demasiado rara. Le sonreía a la pantalla y luego se ponía sería, pero en el instante en que otro mensaje aparecía, volvía a tener las comisuras tirantes.

Luego de preguntarle "qué onda con su vida", Juan Pedro le había explicado la historia de su pasantía y nuevo empleo. Antes de terminar su relación, él ya estaba en búsqueda de un trabajo por lo que Mariana algo sabía. Pero jamás imaginó que fuera Telefé y hasta el día en el que no leyó las siglas JPL en una nota de Netflix, tampoco supo de ese proyecto.

También, ella había tenido que explicarle su nuevo empleo: seguía siendo pasante y escribía durante los fines de semana solamente; cobraba un dinero minimo pero estaba a gusto. Era una privilegiada y era totalmente consciente de eso.

Mariana estaba feliz y triste a la vez. Le dolía el cuerpo cuando pensaba en que no había podido vivir los momentos mas importantes con su ex novio; le hubiera encantado organizarle una fiesta de egreso, una cena romántica luego del primer día de trabajo o incluso una escapada algún fin de semana largo.

Sabía que estaba mal sentirse así, pero tampoco podía evitarlo. Mientras se abrumaba con sus pensamientos, continuaba respondiéndole y leyendo atentamente lo que le contaba. Juan Pedro era una droga a la cual había sido adicta durante muchísimo tiempo y por más que llevara años sin probarla, con una mínima dosis era suficiente.

Tal vez debía pasar por todo lo que pasó para comprender un poco mejor el amor. O probablemente las cosas habían sido así por que tenían que serlo. Estaba cansada de razonar absolutamente todo y decidió que la conversación fluyera por si sola.

Si Juan Pedro era fuego, estaba dispuesta a quemarse.


(***)

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