Aquella conversación lo había dejado con sentimientos indescriptibles. Literalmente imposibles de explicar.
Juan Pedro se colocó un buzo y volvió a salir al balcón. Ya era completamente de noche y no había estrellas; la oscuridad lo hacía sentir menos solo de alguna manera. Estaba acompañado por la luna, el silencio y la cantidad de recuerdos que cruzaban su mente.
¿Cómo había podido dejarla ir? Y... ¿cómo podía estar pensando en ella con tanta intensidad?
Se golpeó la cabeza con las manos y lanzó un bufido al aire. Aún no lograba comprender en qué momento hablarle había sido una buena idea. Tampoco, la reacción que había tenido Lali. Llevaban tanto tiempo sin saber el uno del otro que al menos creyó que iba a responderle bien. Sin embargo, lo había tratado de cagón y hasta le había clavado el visto.
Él ya no estaba para aquellas actitudes de nena impulsiva, caprichosa y maleducada; era alguien maduro. Incluso estaba en pareja, no tendría que haberle hablado a su ex por respeto a Julieta. ¡Julieta! llevaba horas sin responderle.
Rápidamente y con el ceño fruncido, sacó su celular del bolsillo y se dirigió directamente a la conversación con su actual.
[3/5 23: 27] Juli: Mañana hacemos algo?
[3/5 23:28] Juli: Si está lindo el día podemos ir a tomar mates por Recoleta
[3/5 23: 36] Juli: Va nose digo, para hacer algo distinto y no quedarnos en tu casa encerrados como siempre
[3/5 23: 36] Juli: Jajajajaja
[3/5 23: 42] Juli: Che gordo estas vivo?
[3/5 23:43] Juli: Mmm nunca tardas tanto en responder vos
[4/5 00:01] Juli: Me voy a dormir Jupi, espero que este todo okey
[4/5 00:02] Juli: Te quierooooo
Rápidamente le respondió que se había colgado jugando a la play y que probablemente mañana tendría que ir a una reunión con el equipo de producción para resolver la cuestión de Netflix.
En realidad, aquel encuentro no estaba confirmado, pero no quería ver a Julieta. Necesitaba estar solo y pensar, como lo había hecho apenas su pareja había abandonado su casa. Esta vez iba a ser razonable y para nada impulsivo, la primera vez le había salido demasiado mal.
Si tenía que ir a la reunión, iba a salir de su departamento prácticamente en pijama para regresar y ponerse a jugar a la play todo el día.
Quería entender. Hacer introspección para poder comprender por qué Lali no se iba de su mente y por qué le había hablado. ¿Cuál era el motivo real por el que ese mensaje había salido de su teléfono?
También, quería analizar el hecho de que su ex lo hubiera llamado cagón y manipulador. "Manejas las personas a tu antojo", había escrito en aquellos textos. ¿Acaso eso pensaba de él después de conocerlo durante tanto tiempo?
Volvió a desbloquear su celular con intenciones de releer las palabras de Lali, pero nuevamente se topó con su foto de perfil.
No podía dejar de mirarla. Contemplaba la cara de concentración frente al micrófono y una pequeña sonrisa aparecía en su rostro; recordaba perfectamente la cantidad de noches que habían pasado estudiando juntos y cómo apretaba sus labios cuando debía pensar la respuesta.
Las memorias comenzaron a invadirlo demasiado rápido. Se acordaba de cada parcial que Lali había aprobado; cada abrazo que necesitó para tranquilizarse o cada vez que le cebó mates hasta la madrugada. También, recordó cómo terminaban aquellas noches: la ropa en el piso y los apuntes desparramados por toda la mesa.
Sintió como se le estremecía la piel y movió la cabeza de un lado a otro, cómo si eso fuera a eliminar el recuerdo del cuerpo de Lali sobre el suyo.
Volvió a golpearse la cabeza y respiró hondo. La había dejado porque quería estar solo y conocer nuevos mundos lejos de ella. Amaba a su ex novia con todo su ser y creía que estaban destinados a estar juntos, pero se habían conocido desde muy chicos y aquello muchas veces era una desventaja. También por eso había terminado la relación. Necesitaba aprender a vivir sin depender emocionalmente de ella.
Además, la culpa de haberla lastimado le pesaba demasiado. Era un monstruo que por unos cuantos meses había alimentado preguntándole si podía dormir o comer luego de cortar; o contándole que se sentía bien a pesar de haber tomado aquella decisión.
Intentó aferrarse al enojo que sentía por como Lali había reaccionado, pero más lo pensaba, más reconocía cuanto la había lastimado con aquel impulso.
No era un cagón, pero no soportaba que las cosas no salieran tal cual él quería; tampoco era un manipulador ni quería manejar las conversaciones a su antojo, pero si reconocía que muchas veces le había hablado con ganas y luego había estado sin contestarle por días.
No era una mala persona, pero la había dañado demasiado.
Volvió a mirar aquella foto y pensó nuevamente para sus adentros que estaba más linda que nunca. Le hubiera encantado conocer a aquella Lali; hacerla sonreír; acariciarle el pelo tan negro como la noche que se le veía encima; llevarla al estudio de radio y esperar a que finalice el programa.
Habían sido el uno para el otro en todos los sentidos y aunque estaba enterrado en lo más profundo de su ser, extrañaba aquella conexión. Sabía que con Julieta jamás iba a tener algo así.
Tal vez era hora de dejarla y concentrarse en sí mismo.