Los rayos de sol alumbraban cada rincón de la ciudad y cuando se mezclaban con las hojas secas que descansaban en el suelo, daban una sensación de calidez indescriptible. A pesar del frío, los pájaros cantaban y el cielo estaba celeste. Era un día perfecto, pero lo más importante es que al fin era domingo.
Aquel día, Mariana se levanto a la misma hora que el sábado para cumplir con su horario de trabajo. Esta vez, no había tenido pesadillas y había descansado bien. Fátima y Candela se habían quedado a dormir, por lo que con sumo cuidado y suavidad se sentó en la mesa de la cocina.
Rápidamente batió un café y comenzó a escribir. La noche anterior se habían quedado conversando hasta tarde, por lo que sus amigas descansarían bastante más. Mientras revisaba su correo electrónico, lugar donde le mandaban las gacetillas, se estiraba y sonreía.
A pesar de haber hablado con Juan Pedro durante la semana, decidió escribirle para recordarle que hoy debían asistir a la cervecería. De paso, aprovechó para agendarlo con algún nombre que no fuera tan duro: JP fue el resultado final.
[9/5 10:39] Mariana Espósito: Buen diiiiiiiiia, espero que te acuerdes de que hoy tenes un compromiso conmigo
[9/5 10:39] Mariana Espósito: Seguro estas re dormido pero no quería que te olvides jajaja
Bloqueó su celular y lo dejó a un costado. El tiempo debía pasar y tenía que cumplir su trabajo. Así continuó hasta las dos de la tarde: corrigiendo, agregando conectores, escribiendo sinónimos, llamando a algún que otro contacto para recabar información y publicando noticias de variados temas. Había escrito sobre la economía del país y la situación del dólar; la incorporación de un jugador a River; unos cuantos robos violentos dentro de la ciudad; y más que nada hechos insólitos para divertir a los lectores.
Alrededor de las dos y media, sus amigas se levantaron y mientras Mariana escribía, hablaban de lo que sucedería en las próximas horas. Fátima estaba más nerviosa que ella porque realmente tenía miedo de que saliera lastimada. Candela, por su parte,acotó sobre la situación mientras preparaba almuerzo para las tres.
La noche anterior, habían decidido qué atuendo se pondría Mariana: jean con algunas roturas, un cinto, un top blanco y campera de cuero; en los pies se pondría unas botas bajas negras. Si llegada la hora hacia demasiado frío, se pondría una bufanda que combine con lo elegido.
Alrededor de las cuatro, Mariana se quedó sola en su departamento. Había finalizado el trabajo por el día de hoy y hasta el sábado siguiente podía pensar solo en la facultad, o en su defecto, en Juan Pedro. Acomodó un poco la habitación y también el placard, que había quedado hecho un caos tras elegir el outfit.
En quince minutos se bañó y a las cinco en punto estaba lista para comenzar a prepararse. Tenía una hora y media para secarse y plancharse el pelo; maquillarse y salir. Tenía que tomar un colectivo hasta la casa de Juan Pedro y el recorrido duraba aproximadamente treinta minutos. Además, quería llegar cinco minutos antes para ser puntual y que él no tuviera que esperarla.
Estaba demasiado nerviosa, pero podía controlarlo. Tenía todo lo necesario para finalizar la preparación: tarjeta de colectivo, chicles, perfume y la billetera armada.
Se miró al espejo, respiró tan hondo que sintió como se contraían todos sus músculos y el ruido del secador llenó el ambiente.
(***)
Juan Pedro se había levantado aproximadamente a las tres de la tarde. Era el primer día de la semana que no tenía compromisos sino hasta la tarde y por eso aprovechó para descansar. La noche anterior se había sorprendido con la cantidad de personas que lo seguían en Instagram y se sentía incómodo por eso.