Capítulo 22

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La botella de vidrio que llevaba entre las manos casi se le cae cuando divisó a su ex pareja del otro lado de la puerta. Estaba parada presionando el botón del portero sin cesar. El silencio era tan fino en aquel hall que Juan Pedro podía escuchar los chirridos del timbre de su departamento a lo lejos.

Cuando ella lo vio, el ring ring dejó de llenar el aire y se quedó mirándolo inmóvil con los brazos a los costados del cuerpo. Desde dónde estaba Juan Pedro, parecía tan tensa que con un simple toque podía romperse en mil.

Tragó saliva y comenzó a caminar hacia la puerta. Sabía que tenía que resolver este asunto con la mayor velocidad posible, pero lo veía demasiado complicado.
No entendía por qué Julieta estaba allí, sola y tan tarde; tampoco por qué no le había mandado un mensaje para avisarle que necesitaba hablar con él o algo por el estilo. No le molestaba tener estas visitas sorpresas si se trataba de algo importante y no tenía nada que hacer, pero esta noche era diferente.

Había pasado el día entero descargando sus sentimientos con el Chino e ideando una excusa para que Sebastián lo deje ausentarse al programa. Pero todo ese esfuerzo había caducado, ahora tenía otro obstáculo que saltear.

Desde el ascensor a la puerta de entrada había diez pasos aproximadamente, pero para él parecieron cien. Estaba enredado entre la preocupación, los nervios y el querer volar hacia el departamento de Lali. En ese pequeño trayecto, decidió preguntarle a Julieta que le sucedía de buena manera y luego explicarle que debía irse; también, le ofrecería juntarse al día siguiente para obtener una conversación de calidad.

Con el rostro expresando la mezcla de pensamientos que tenía en su interior, Juan Pedro se acercó al vidrio que los separaba, giró la llave y quedó cara a cara con su ex pareja.  El olor a alcohol emanaba de ella como si fuera la botella de vino que él tenía en la mano. No parecía ebria, pero el aroma la delataba.

-Juli... ¿Qué haces acá? ¿Estas bien? - preguntó con las cejas fruncidas mientras cerraba la puerta a sus espaldas. Con esa acción pretendía darle a Julieta un mensaje: podían hablar, pero rápidamente porque tenía que irse.

- No se que hago acá, cuando te toqué timbre la primera vez me arrepentí - expresó con la voz entre cortada - Pero hace días que no puedo dejar de pensar y necesito que me aclares las cosas.

- ¿Pero que hacés tan tarde sola? -exclamó Juan Pedro en un tono suave -  ¿De dónde venís? ¿No tendrías que estar trabajando?

- Mírenlo a él preocupándose por mi ahora... bien que cuando fuiste a mi casa te importo poco lo que sentía - soltó Julieta riéndose de manera soberbia - Que importa de que lugar vengo, ni si tengo que trabajar o no. Ya estoy acá y me tenes que escuchar.

- Juli... Me parece que estas un poco borracha y decís cosas que no pensas- continuó Juan Pedro en el mismo tono - Sabes que me preocupo por vos y siempre lo hice... Pero esta conversación deberíamos tenerla en otro momento - expresó mirando hacia los costados para indicar su incomodidad.

Aquellas palabras encendieron en Julieta una chispa que había apagado con el alcohol que tenia en sangre. Con una carcajada que se transformó en un sollozo, comenzó a increpar a su ex pareja.

- ¿Otro momento? Siempre a tus tiempos todo eh - escupió Julieta elevando el tono - Estaba todo bien entre nosotros y porque te pintó me dejaste sin un argumento coherente, sin nada de que agarrarme.

- Para Juli baja un cambio - exclamó él haciendo gestos con su mano vacía - Estuve mal en no manifestarte lo que me pasaba antes de ir, pero te pedí perdón mil veces e intenté explicarte como me sentía, por qué ni yo todavía lo se.

-¿Y qué hago con tu perdón? ¿Esa palabra me va a borrar el dolor de los últimos días? - expresó con enojo - Siempre es todo a tu manera, cuando vos querés. Como si fueras un nene caprichoso.

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