Capítulo 15

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Miércoles, jueves y viernes se pasaron volando.

Mariana  continuó asistiendo a la facultad y prestando toda la atención que podía durante las clases. Había aprendido demasiadas cosas nuevas esta semana y eso la entusiasmaba: desde  Hitler y la comunicación durante la Segunda Guerra Mundial, hasta cómo operar la consola de una radio.

Cada día que transcurría, más se enamoraba de su carrera y de los conocimientos que adquiría. Desde que Juan Pedro la había dejado, en el único lugar que sentía que verdaderamente encajaba era allí, con los libros, apuntes y exámenes que la ponían a prueba. Entre las cuatro paredes del aula era donde más cómoda se sentía.

Estaba exhausta por tantos  conocimientos pero conforme al fin. Llegaba el fin de semana y eso significaba dos cosas: debía trabajar y ver a su ex novio.

Sin embargo, además de la cursada, se había juntado con sus compañeros y amigos todos los días. El jueves tuvieron la peña que realizaban religiosamente todas las semanas, por lo que continuó en ese estado de ebriedad que venía cargando desde el lunes.

El viernes había pasado todo el día en la casa de Fátima realizando resúmenes para la semana siguiente. Se acercaban los parciales y debían estar preparadas, pero eso no les impedía compartir alcohol; en esta ocasión y para variar, habían comprado fernet. 

Mariana se sentía distinta, como si hubiera renacido. Incluso sus amigas notaban el cambio y habían conversado con ella sobre eso. 

- Me encanta verte así - le dijo Fátima durante la peña del jueves - Veo una nueva vos y me gusta, es como si te hubiera vuelto el brillo que te había sacado. Pero... no tenes que dejar que sea el innombrable el que te lo deje o quite - continuó moviendo la cabeza de un lado al otro.

- Posta La, estas distinta desde que quedaron en verse - interrumpió Candela - Pero acordate como estabas el lunes en la facu... apagadísima - finalizó.

- Creo que hablo por las tres cuando digo que no te juzgamos y queremos lo mejor para vos - agregó Sofía, otra de sus amigas - Hace lo que sientas mejor, pero cuidate mucho.

- Lo sé amigas y gracias por siempre estar, pero mejor que nadie se que tengo que verlo para evaluar como me siento y soltar todo esto de una vez. Me entusiasma la idea de verlo y se que esta mal, pero no puedo evitarlo - soltó Mariana mirando el piso y luego abrazó a sus amigas.

Ella era consciente de la situación. Durante los últimos meses, había escrito una frase incontables veces para remarcarse a sí misma que era mucho más que aquella relación. La había sacado de Grey's Anatomy, una serie que su ex novio le había recomendado y desde su ruptura no había podido mirar otra vez.

-Don't let what he wants eclipse what you need.  He's very dreamy, but he's not the sun. You are -

Aquella pequeña frase que su personaje favorito decía, había sido un sostén para atravesar el último tiempo. Él había querido cortar con ella y esa era su necesidad; por más que fuera una persona soñada, no era el sol. Mariana lo era.

Por eso se sentía estúpida y encerrada dentro de un ciclo que parecía no tener fin. Pensaba en lo que sus amigas le habían dicho, en sus días más oscuros y en la frase de la serie. Pero estaba repleta de adrenalina y se trataba de Juan Pedro. El mundo que creaba en su cabeza o aquel que se presentaba en sus sueños era mucho más real que la misma realidad. Era consciente, pero él era su debilidad.

Tenía claro que su ex no tenía intenciones románticas con ella, sino que iban a verse para conversar un poco y luego concretar la entrevista con Ortega Aunque en su interior, esperaba que algo sucediera el domingo. Al menos algo que le diera un indicio de que Juan Pedro no la había superado tan rápido como le había dicho.

Su historia era un rompecabezas que necesitaba unir, porque aún no comprendía del todo cómo le había podido decir que ya no la amaba de la manera en que ella esperaba; menos que estaba con otra. Pero aquellas dudas las resolvería luego de verlo:  en el último día de la semana estaba la respuesta. O al menos de aquella idea se aferraba.

Durante la semana, había intercambiado algunos mensajes con Juan Pedro, pero sobre cuestiones banales y de la cotidianidad. Habían conversado un poco sobre los programas donde él salía y como aquello no le gustaba; de las materias que Mariana cursaba y de sus familias en general . También, decidieron que se verían en una birreria nueva ubicada cerca de la casa de Juan Pedro: se encontrarían allí aproximadamente a las siete de la tarde y luego él la acompañaría a su casa.

Cada vez que pensaba en el domingo,  un nudo se le posicionaba en lo alto de su estómago. Hacia meses que no se sentía tan nerviosa. Incluso, llevaba pensando que iba a ponerse toda la semana; había solicitado la ayuda de sus amigas el sábado por la tarde y allí definiría. Sus opciones eran muy escasas porque no quería parecer extravagante, pero tampoco informal.

(***)

Juan Pedro la miraba sonriente y poco a poco se le acercaba. Estaban en la calle y sólo se escuchaba el sonido de los colectivos circulando a lo lejos. Él tomaba sus manos y las colocaba en su nuca, para demostrarle que quería tenerla lo más cerca posible. Sin que se diera cuenta, los finos labios de él estaban sobre los de ella, apropiándose de cada centímetro que los conformara.

Sus lenguas se rozaban como si  estuvieran inmersas en una pelea. Cuando Mariana comenzaba a dejarse llevar por aquel beso, él la empujaba suavemente con sus manos; interrumpía el momento y comenzaba a llorar. Con los labios gesticulaba un perdón mudo y luego volvía a besarla.

Mariana no entendía que sucedía pero cuando Juan Pedro volvía a estar cerca de ella se dejaba llevar y nuevamente se fundían en aquel beso. 

Poco a poco, las manos de Mariana se colocaron en la espalda de él por debajo de la remera que llevaba puesta, un gesto que estaba acostumbrada a hacer cuando lo abrazaba. Pero nuevamente Juan Pedro la separaba y volvía a pedirle perdón, para luego besarla otra vez.

Ella no quería continuar el beso, quería saber por qué le pedía perdón y no la dejaba tocarlo, pero no podía parar de morderle los labios. Estaba consumiendo aquella dosis de felicidad y placer que tanto había necesitado, no quería parar.

Sin embargo, de un segundo a otro, Juan Pedro pasó a estar a metros de ella, mirándola con tristeza. Ya no lloraba. Cuando abrió la boca, le preguntó por un texto que Mariana había escrito hacía unos pocos días, sobre la necesidad que tenía de que él cruzara el puente que los separaba.

Mariana estaba por responder la pregunta, pero de repente apareció en la cocina de su hogar y Juan Pedro estaba sentado en la mesa. Sin dudarlo, se acercó y volvió a darle un beso. Aunque por momentos el le decía que pare, ambos continuaban fundiéndose en el otro.

(***)

Se levantó con el corazón latiendole demasiado fuerte. Sentía ansiedad y no entendía por qué estaba en su habitación, si hacía minutos estaba besando a su ex novio.  Sentada en la cama, comenzó a llorar y a abrazarse con fuerza. 

Había soñado con Juan Pedro toda la semana, pero jamás había tenido un sueño tan real. Se miraba las manos como si realmente hubieran estado en contacto con la piel de su espalda y a la vez se acariciaba los labios, como si de verdad su ex los hubiera tocado.

Recordó el texto del que él le hablaba en el sueño. Lo había escrito hacía unos días, antes de que volvieran a estar en contacto. Sin dudas debía eliminarlo de su computadora y olvidarlo.

Miró la hora y el reloj analógico del celular marcaba las nueve de la mañana. Había puesto la alarma a las diez, porque comenzaba a trabajar a las y media y quería un tiempo para desayunar. Sin embargo, se quedó en la cama hasta que fue momento de cumplir con su labor.

Ya era sábado y al día siguiente vería a Juan Pedro. Aún no sabía que iba a ponerse, pero por suerte sus amigas irían a dormir y la ayudarían. 

Le preocupaba el sueño -pesadilla- que había tenido y no quería que le afecte en lo más mínimo. Debía estar tranquila. Sólo había sido su inconsciente, nada era real.

Para que el día pase más rápido, decidió sumergirse en un mundo de gacetillas, titulares, leads y gramática.


InsostenibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora