[4/5 17:45] Lali: Hola... Estuve pensando y reaccioné muy mal. Te pido perdón, pero todavía estoy muy afectada por la situación. Si, ya se que pasaron dos años, pero duele. Que andes bien Pi. No hace falta que respondas.
Tenía la llave puesta en la puerta de su edificio cuando la vibración del celular lo interrumpió. Por unos segundos, dudó en corroborarlo antes de ingresar, pero decidió que aquel mensaje podía esperar. Seguro era el Chino queriendo hablar de la situación de la productora; o por ahí era Julieta, que lo invitaba a hacer algo a la noche porque no habían podido salir durante la tarde.
Ingresó al ascensor y pulsó el número de su departamento. Mientras esperaba que el aparato llegara a destino, hacía muecas frente al espejo. El viento lo había despeinado por completo y sus mejillas estaban coloradas debido al frío; estaban en mayo pero a las cinco de la tarde, el sol prácticamente desaparecía.
En ese pequeño viaje hasta su hogar, decidió que iba a cortarse el pelo. Le gustaba su nueva apariencia e incluso consideraba que le daba un aspecto más canchero, pero prefería tenerlo rapado. Así lo había usado siempre y de alguna manera extrañaba a ese Juan Pedro.
Se lo había dejado crecer para cambiar su estilo y sentirse más adulto, pero consideraba que iba a verse mejor con el pelo corto. "A Lali siempre le gusté más así" - pensó para sus adentros mientras la pantalla del ascensor marcaba el 7.
Apenas ingresó a su departamento, fue directo a la cocina para prepararse un café caliente. Si bien había sobrevivido a la tarde de reunión con esa bebida, quería merendar como un rey. Para acompañar la infusión, se preparó cuatro sandwiches de jamón y queso; si algo no le había faltado en la productora era comida, pero el día ameritaba darse un gusto.
Le había ido bien, pero estaba exhausto. Le encantaba compartir tiempo con su equipo porque el clima era muy agradable y a pesar de tener temas serios para debatir, siempre encontraban momentos para reírse.
Sebastián les había comentado cómo iban a manejarse a partir de ahora: "La estatua mutante" ya no figuraba en el catálogo de Netflix y el dinero que habían utilizado para las publicidades ya no servía. Además, la plataforma se había quedado con algunos derechos de autor que estaban con letra chica dentro del contrato.
De esta manera, el equipo había decidido hacer promoción por cuenta propia. Tanto los actores -internacionalmente conocidos- como quienes estaban detrás de cámara debían compartir videos en sus redes sociales. También, habían organizado una serie de entrevistas en los programas más vistos de la televisión y dentro de las posibilidades, todos debían asistir.
Sebastián quería demostrar que eran un equipo. Todos y cada uno de los trabajadores habían aportado tiempo, ganas y dinero; por ende merecían alzar su voz de manera pacifica. Si las cosas salían de acuerdo al plan, los medios no pararían de hablar de la serie y así se volvería tendencia; por lo tanto, Netflix debería volver a hacerla visible.
Como las "generaciones de ahora eran superficiales", Ortega quería que Juan Pedro asistiera a cada uno de los programas que estuvieran fichados en la agenda. No importaba que fuera joven, ni asistente: debía estar ahí y a él, la idea de aparecer del otro lado del lente no le agradaba demasiado. Sin embargo, era trabajo.
Mientras pensaba en aquella reunión, finalizó la preparación de su merienda. Prendió la televisión y se sentó a comer. Estaba tan cansado por el día laboral que olvidó por completo mirar su teléfono.
Lali estaba esperando una respuesta de su parte y él no tenía la mas mínima idea.
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