INTRODUCCIÓN

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Hacia fines del año 2040, una mutación de la familia de virus hantaviridae, aparentemente surgido en Rusia, se expandió a gran velocidad al resto del mundo, provocando una nueva pandemia, veinte años después de la dispersión mundial del SARS-CoV-2, más conocido como COVID-19.

La nueva "versión" del hantavirus fue conocida como SARS-HANTA-40 o simplemente HANTA-40, y al igual que el COVID-19 generaba un problema respiratorio agudo —algo así como una gripe de gran magnitud— en las personas, causando que aquellas de elevada edad o con enfermedades serias previas estuvieran al borde de la muerte, y provocando la muerte de muchas de ellas.

Los síntomas de esta nueva enfermedad eran muy variados: desde fiebre y tos hasta dificultades o incapacidad para hablar y moverse, pasando por cansancio, dolores en diversas partes del cuerpo —como la cabeza, la garganta o el pecho—, conjuntivitis, diarrea, pérdida del olfato o el gusto, erupciones cutáneas o pérdida del color en los dedos de las manos o de los pies y dificultad para respirar o sensación de falta de aire.

La noticia del surgimiento de un nuevo virus estremeció a la población del mundial, que aún seguía agotada luego del COVID-19, virus que para el 2023 ya prácticamente no representaba un conflicto en absoluto para la humanidad. Las personas, a lo largo del globo, no querían volver a atravesar lo que hacía menos de veinte años habían vivido. Se generalizó un odio y resentimiento hacia el pueblo ruso; las primeras medidas que se tomaron en los distintos países fue el cierre de los aeropuertos para con Rusia y el cese de toda actividad e intercambio comercial con dicho Estado. Con el paso de los días y semanas, estas mismas medidas se fueron tomando con otros países que estaban siendo seriamente afectados por el HANTA-40, y otras disposiciones que comenzaron a tomarse a lo largo del globo fueron el toque de queda nocturno —que variaba según la nación— y el aislamiento domiciliario —en algunos casos más estricto que en otros—. No hace falta aclarar, por último, que todas las personas a lo largo del mundo habían vuelto a la costumbre de usar el cubrebocas cuando salían de sus casas.

Los países más "capaces" se lanzaron a una carrera por producir y patentar una vacuna efectiva contra el nuevo virus, aunque esto —una vez más— llevó su tiempo. 

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